Así comenzó la elucubración:
Nadie podía predecir que aquel pensamiento, se cumpliría.
Aunque realmente su luz y belleza con la emoción llegando
a la zona, invitaba a decirlo sin equívocos, ni medias
tintas.
Era una propulsión que salía del alma. El destino decretaba
La impresión fue de “encandilas”
Como un torrente en preludio,
de una sinfonía en julio,
que anegaba mis pupilas.
De pronto ya no asimilas
por culpa del tío Tulio.
De inmediato entré en el
lio
y desde el puente vigilas.
El sueño continuó durante horas
Ellos, los padres de Narciso y Nuria habían comprado una
propiedad, en una población con variada historia, dentro
de su ciudad fortificada, que subsistía del agro y rebaños,
dentro de la zona nombrada como “España Abandonada”,
una villa con leyenda pasada, que había quedado en parte
oculta, por la apertura llegada tras la naciente democracia.
Aquí viviré parte de mis días
anunció el mozalbete muy
alegre.
Pretendo disfrutar, así me
integre
sí me dejan y dan sus cortesías.
El tiempo pasó como de costumbre, y plateó el cabello
quedando como sello, los recuerdos innegables, algunos
buenos y de los otros, no los recuerdo. Ilusiones gratas
que se cumplieron y otras que no pudieron.
Cierro los ojos, y noto:
El sufrir por mi cosecha
La borrasca que me acecha
El cantar de mi cigarra
Mientras remé como hormiga
y al rato, cuando los abro:
la ilusión de agradecido
el olor de los despechos,
la amistad del buen amigo,
lo que pudo ser, no ha sido
la bendición de mis hijos
el bolero que seduce
y el haberte conocido.
Cuando despertó, no recordaba nada.
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