Caminé por
el sendero
buscando tu
santo y seña,
junto a fuente
cusqueña
moviste poco
el sombrero.
Valiente y
con tu salero,
el gesto aludió
en la peña.
Mi vista
que es aguileña
mostró mi
sed de viajero.
Acercándome
grosero
a tu vera
de abrileña
sin casi,
y como cigüeña,
bebí de tu abrevadero.
Pregunté muy
altanero,
diste respuesta
norteña,
te noté tan
hogareña,
y quise
ser pregonero
Vine a
buscarte en enero
por verte
fría y risueña,
mi fuego crece
en tu leña
ardiendo imperecedero.
la leyenda
que refiero
es de mi aliento,
su dueña,
con
sonaja y halagüeña,
expreso cuanto
te quiero.
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