Prendido como el
rabo a su manzana
disfruto despertando
con tus besos
soñando
pensamientos tan posesos
y esperando que
a ti te venga en gana.
Sufriendo en una
dicha, muy lozana,
queriéndonos
morir estando ilesos,
y deleitarnos por
mimbres y rezos.
Cuando el periplo
nos toque mañana.
Enganchado a ti,
por mi piel acuosa,
íntegro y
seducido, por el brillo,
de esa fruta que
trago tan jugosa.
Dejando como
rastro gusto a millo,
néctar propio y
almíbar, de uva hermosa.
Gracia que tú me
ofreces. Cual membrillo
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