El reloj
de pared, me indica la hora,
golpe a
golpe, a medida que resuenan
sus badajadas,
se desencadenan
hechos que
penan y así no mejoran.
Eterno con
secuencia cumplidora,
constante
dolor ¡Yugos encadenan!
Al tiempo,
y los segundos me condenan,
privilegios
ocultos, sin demora.
Se fue
el tiempo, y no dije: ¡Te quiero!
Tanto
que lo he deseado, dar por hecho,
sin hacerlo,
falseando, lo sincero.
De ahí mi
carillón, sufre en mi pecho
Queriendo
expresar como loco y fiero
Amor, y
amistad, que nunca desecho
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