miércoles, 16 de marzo de 2022

Por el Codo subo al Calvario, la Iglesia y Castillo

 




 

 





Subo el repecho del Carmen, la cuesta

Eterna. Se alza sin traza y con huella.

Me conduce al castillo, con su estrella,

y antes, la iglesia quieta, calma y gesta.

 

En La plaza, diviso yuxtapuesta,

La imagen del Calvario, con su mella;

que me obliga a pensar, siempre en aquella

sugestión, hilarante sin respuesta.

 

Arrodillado en el templo, ¡Clemencia!

Imploro con fe, a los cielos rotos,

por todos los que yacen sin presencia.

 

Luego, ya en el Castillo, los devotos

notan cuál es su embrujo, sin ser ciencia,

y orgulloso estoy, con mis alborotos.







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