Quisiera ser valiente, y no excusarme
de
todos los errores cometidos,
aquellos
que ignoré, por no admitidos,
y
de los que gocé, sin inmutarme.
Debiera
corregir, y congraciarme,
de
multitud de yerros sostenidos,
para
limpiar pensares, afligidos
y
así descansar sin acongojarme.
En
esta contrición, llego muy tarde,
tuve
que vetar, esta falta grave,
a
medida que el tiempo, y sin alarde.
Iba
dejando mi ilusión cobarde,
en
sueños, sin que mi fuerza desbrave,
al
percibir que; lo combustible arde
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