Son preciosos los paisajes que deja la nieve al caer, en los pueblos, en los campos incluso en las ciudades, pero si contamos los destrozos, pérdidas materiales y desgracias físicas y personales, inconvenientes cuantitativos en problemas y demás, se deja de tener esa opinión bucólica para aborrecer lo lindo que se deja apreciar en postales.
Nos
venían avisando que Gloria, a pesar de llevar nombre femenino, no
traía demasiadas simpatías, que nos haría enmudecer en bastantes
ocasiones y además padecer en otras muchas.
Los
avisos, las alertas las escuchábamos, y los poníamos un poco en
tela de juicio, a la espera de ver realmente, si eran ciertos, esos
gritos alarmistas.
Desde
hace unos meses, parece que la sección del tiempo en los
telediarios, está de moda y su emisión, se hace más larga y pesada
que antes. Dándonos unas explicaciones sobre los «hectopascales»,
los «tsunamis» extraordinarios y la ciclo génesis, que conjuntadas
con las miles de fotografías que reciben de algunos cientos de
—aficionados—fotógrafos naturalistas, dejan exhausto a los
profanos, que tan solo queremos saber si mañana lloverá, para
agarrar el paraguas.
Son
previsiones que a su vez son estimativas, ya que a la Naturaleza, no
la domina nadie, y tras tanto cuento, que nos regalan sobre los
miedos de la «Caperucita Roja», en que siempre viene el lobo, con
dientes de cuchillo, y a veces, por
no acertar,
ni llega. Ese
ha sido el «pin» de la cuestión, ahí
estuvo
nuestro fallo,
por ser unos incrédulos; nos pillaron las
dentelladas
del lobo, disfrazado con las ropas de una Gloria, que venida del
cielo, nos hizo ese daño inesperado.
A
la mitad del pueblo en general, nos ha dañado de verdad, sin; en un
principio, creernos que ésta fenomenal y genuina «Gloria
Borrascas», era tan dañina y no era otra amenaza, de los
meteorólogos de turno.
Familias
enteras sufren por todos estos fenómenos de la disfunción, que
ahora sostiene la naturaleza, y que si no tomamos en serio las
medidas que nos indican, seremos pasto de las inclemencias de ese tan
aclamado cambio climático.
Lo
peor de todo ha sido, la poca atención que han tenido en según que
zonas los habitantes de las mismas, por parte de los señores
políticos. Quiero creer, que no todos, pero en una gran mayoría,
han pasado del tema.
Aquellos
que hace cuatro días sacaban pecho en las elecciones, dándonos
ejemplo de servicio popular, sin nada a cambio. Preocupados por como
dicen ahora, «Todos y todas» Vecinos y vecinas, desgraciados y
desgraciadas del pueblo. Aquellos que se rasgaban las vestiduras, en
demostrar que solo y únicamente viven por nosotros. ¡Pues
ya lo ven amigos! Han habido pueblecitos, villas y lugares no tan
remotos, que han quedado completamente incomunicados y nadie se ha
acordado de que igual, necesitaban cuidados médicos, o quizás tener
luz eléctrica para poder mantener sus calderas en marcha y no
congelarse, poder encender sus cocinas para darle la leche caliente a
sus menores, limpiar esas callejas que acumulan metros y metros de
nieve, que a su vez ésta
deriva en hielo.
Sin
mencionar las comunicaciones, con los familiares, que muchos viven
lejos de esos lugares, poderles mantener al loro, y que no tengan
preocupación, por su bienestar. Pudiendo ser informados por ellos
mismos, que no les pasa nada, pero eso sí; bloqueados, por vivir
casi en un país de «pandereta» donde no pueden sacar una
quitanieves, a limpiar sus calles, por no tener en regla la ITV, la
famosa Inspección técnica de Vehículos, como ha pasado en una
población aragonesa.
Con
todo el respeto que me merecen todas las personas, incluidos los
políticos y políticas, decir: que ellos y ellas, los miles de
salvadores y salvadoras, que mantenemos, en todas las comunidades.
Decir y repito: que no se preocuparon por los afectados de esta Ciclo
Génesis
invasiva
y están
tan contentos, como lombriz en el culo.
Una
vez han conseguido sus escaños y sus butacones, —para que padecer,
—«piensan» y disfrutando de sus felices nombramientos, y demás
beatitudes; volvieron a olvidar al ciudadano de a pie, aquel que vive
en la España Vaciada, y a los que vivimos en la España repleta por
supuesto.
Ellos
ahora muy preocupados en modificar las leyes de la Constitución, por
sus propias conveniencias; poner « pins » o quitarlos, desgraciar
la gramática, con esa defensa del lenguaje invasivo, tienen
suficiente.
Solo
me queda pensar, que algún día los que nos vamos librando por
aquello del destino, también sufriremos por esas aptitudes y
actitudes de los que nos gobiernan y decir que tal como nos dan aviso
que viene el «lobo», que también tomen medidas para evitar los
mordiscos de las grandes consecuencias que nos deparan a los que no
tenemos la posibilidad de ser escuchados.
Enviar
mi aflicción a todo aquel, que haya sufrido con esta dichosa Gloria
y pedir al cielo, que no nos envíe más Glorias, pero si nos vendría
bien recibir un virus parasimpático de honradez, y decencia para
todos. «Ya se me olvidaba» y todas.
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