viernes, 24 de enero de 2020

Gloria en el cielo y en los ríos, caudales controlados





Son preciosos los paisajes que deja la nieve al caer, en los pueblos, en los campos incluso en las ciudades, pero si contamos los destrozos, pérdidas materiales y desgracias físicas y personales, inconvenientes cuantitativos en problemas y demás, se deja de tener esa opinión bucólica para aborrecer lo lindo que se deja apreciar en postales.
Nos venían avisando que Gloria, a pesar de llevar nombre femenino, no traía demasiadas simpatías, que nos haría enmudecer en bastantes ocasiones y además padecer en otras muchas.
Los avisos, las alertas las escuchábamos, y los poníamos un poco en tela de juicio, a la espera de ver realmente, si eran ciertos, esos gritos alarmistas.

Desde hace unos meses, parece que la sección del tiempo en los telediarios, está de moda y su emisión, se hace más larga y pesada que antes. Dándonos unas explicaciones sobre los «hectopascales», los «tsunamis» extraordinarios y la ciclo génesis, que conjuntadas con las miles de fotografías que reciben de algunos cientos de —aficionados—fotógrafos naturalistas, dejan exhausto a los profanos, que tan solo queremos saber si mañana lloverá, para agarrar el paraguas.
Son previsiones que a su vez son estimativas, ya que a la Naturaleza, no la domina nadie, y tras tanto cuento, que nos regalan sobre los miedos de la «Caperucita Roja», en que siempre viene el lobo, con dientes de cuchillo, y a veces, por no acertar, ni llega. Ese ha sido el «pin» de la cuestión, ahí estuvo nuestro fallo, por ser unos incrédulos; nos pillaron las dentelladas del lobo, disfrazado con las ropas de una Gloria, que venida del cielo, nos hizo ese daño inesperado.
A la mitad del pueblo en general, nos ha dañado de verdad, sin; en un principio, creernos que ésta fenomenal y genuina «Gloria Borrascas», era tan dañina y no era otra amenaza, de los meteorólogos de turno.

Familias enteras sufren por todos estos fenómenos de la disfunción, que ahora sostiene la naturaleza, y que si no tomamos en serio las medidas que nos indican, seremos pasto de las inclemencias de ese tan aclamado cambio climático.
Lo peor de todo ha sido, la poca atención que han tenido en según que zonas los habitantes de las mismas, por parte de los señores políticos. Quiero creer, que no todos, pero en una gran mayoría, han pasado del tema.
Aquellos que hace cuatro días sacaban pecho en las elecciones, dándonos ejemplo de servicio popular, sin nada a cambio. Preocupados por como dicen ahora, «Todos y todas» Vecinos y vecinas, desgraciados y desgraciadas del pueblo. Aquellos que se rasgaban las vestiduras, en demostrar que solo y únicamente viven por nosotros. ¡Pues ya lo ven amigos! Han habido pueblecitos, villas y lugares no tan remotos, que han quedado completamente incomunicados y nadie se ha acordado de que igual, necesitaban cuidados médicos, o quizás tener luz eléctrica para poder mantener sus calderas en marcha y no congelarse, poder encender sus cocinas para darle la leche caliente a sus menores, limpiar esas callejas que acumulan metros y metros de nieve, que a su vez ésta deriva en hielo.
Sin mencionar las comunicaciones, con los familiares, que muchos viven lejos de esos lugares, poderles mantener al loro, y que no tengan preocupación, por su bienestar. Pudiendo ser informados por ellos mismos, que no les pasa nada, pero eso sí; bloqueados, por vivir casi en un país de «pandereta» donde no pueden sacar una quitanieves, a limpiar sus calles, por no tener en regla la ITV, la famosa Inspección técnica de Vehículos, como ha pasado en una población aragonesa.

Con todo el respeto que me merecen todas las personas, incluidos los políticos y políticas, decir: que ellos y ellas, los miles de salvadores y salvadoras, que mantenemos, en todas las comunidades. Decir y repito: que no se preocuparon por los afectados de esta Ciclo Génesis invasiva y están tan contentos, como lombriz en el culo.
Una vez han conseguido sus escaños y sus butacones, —para que padecer, —«piensan» y disfrutando de sus felices nombramientos, y demás beatitudes; volvieron a olvidar al ciudadano de a pie, aquel que vive en la España Vaciada, y a los que vivimos en la España repleta por supuesto.
Ellos ahora muy preocupados en modificar las leyes de la Constitución, por sus propias conveniencias; poner « pins » o quitarlos, desgraciar la gramática, con esa defensa del lenguaje invasivo, tienen suficiente.
Solo me queda pensar, que algún día los que nos vamos librando por aquello del destino, también sufriremos por esas aptitudes y actitudes de los que nos gobiernan y decir que tal como nos dan aviso que viene el «lobo», que también tomen medidas para evitar los mordiscos de las grandes consecuencias que nos deparan a los que no tenemos la posibilidad de ser escuchados.
Enviar mi aflicción a todo aquel, que haya sufrido con esta dichosa Gloria y pedir al cielo, que no nos envíe más Glorias, pero si nos vendría bien recibir un virus parasimpático de honradez, y decencia para todos. «Ya se me olvidaba» y todas.




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