Recibí
tu llamada en el ocaso
con
lenta decepción inigualable,
cansina
dejación desagradable
de
un
sufrir;
arañando
otro
mal paso.
Errores
cometidos sin atraso,
a
pesar del consejo favorable
que
te dieron en forma responsable,
aquellos
que suavizan tu fracaso.
Cuando
no hay alegato no hay sentido
y
yo dormido no puse talento,
a
tanta incertidumbre que has vertido.
Se
desparramó sobre tu esperpento
con
tanto engaño y luto sometido,
que
se desmarca de mi firmamento.
0 comentarios:
Publicar un comentario