Me
niego a ser funesto y boquiflojo,
continuaré
adorando tu nevada
boca,
por los caprichos de la nada.
Tragándome
tu mimo y descongojo.
Decidido
estoy por cumplir mi antojo
y
es determinación muy deseada,
el
no ausentarme mas con tu
mirada
y
sentirme feliz cuando te cojo,
volando
yo te abrazo y me sonrojo,
cuando
embozas mi lengua descentrada,
con
la saliva fiel y atragantada
del
sabor
que me
dejas
cual
hinojo.
No
quiero luchar contra el
pelirrojo
y
sangriento dolor de encrucijada,
en
saber que no
estás enamorada,
como
yo de ti, sin
sentir
enojo.
Que
me quieras y
eches
el cerrojo
para
que jamás se abra la alambrada,
de
tu capricho y quede tan guardada
como
mi compromiso, el que te alojo.
Morir
de amor no
es de fuerte ni flojo,
es
marcharse con gloria simulada,
en
silencio, con el
alma arrancada,
donde
los sentimientos son
rastrojo.
Déjame
ser de ti y de tu arrojo
migaja
tuya, que desconsolada,
cabalgue
por tu vientre sublimada.
Ensamblando
al ver tu entraña de reojo.
Deja
y te hurte
la ropa y despojo,
mátame
con fusión muy alargada,
destróname
sincera
y
descarada,
pero
nunca jamás me quites ojo.
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