Otro
amigo se va sin despedidas,
esa
cruel realidad se lo ha llevado.
Viendo
sufrir a los demás, yo nado...
entre
lágrimas secas, suspendidas.
Mi
alma gime dolosa sin medidas
por
ese afecto que fue encadenado
y
a base de fundirlo tan marcado,
quedó
gran amistad en nuestras vidas.
Lloro
por dentro y rompo, con peor crédito.
Me
daño con dolor porque no quiero,
quedarme
solo sin tu especial rédito.
¡Adiós,
te digo adiós! Con penar fiero
afligido
escozor cruel por inédito.
Llévate
mi recuerdo, el más sincero.
A la memoria de Juan Roqueta
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