lunes, 18 de diciembre de 2017

2017 Felicitación de Navidad y año 2018





Creo que no lo recordáis, todo aquello que os departía el pasado año, en mi dedicación de diciembre.
Es muy normal. Vamos con una velocidad punta que escandaliza. En ocasiones nos hablan y no atendemos, con dificultades escuchamos, no queriendo perdernos, la noticia que dan por radio, o el comentario, que desde la ventana intentamos advertir, sin suerte. Pero que más da. Si encima, creemos que podemos rebobinar en cualquier momento. ¡Eso es lo que creemos!

De pena es la vida que nos ha tocado llevar, pero nadie. Ninguno ponemos la alarma, ni tratamos de ponerle fin. No nos da tiempo, esto va que se las pela ¡Vaya mierda! Si voy a llegar a mi vejez mas acabado que el biberón de tarzán.
De nuevo veinte y tantos de diciembre, y cómo me ha pasado el año, que no me he dado cuenta, que poco he pronunciado la palabra “te quiero” Igual no la he dicho en todo el año. Igual me equivoco y, ¡Sí! la he dicho, tan a lo distraído que no sé bien a quien la dirigí. ¡A esto le llaman vivir!
Tanto es el desquicio, que igual vas al cine de estreno, y al tiempo lo vuelven a pasar por televisión como película de estreno. Sabes que la has visto, pero ¡joder! No sabes de que va la trama, ni como acaba.
Tu recuerdo te envía flashes de reconocimiento pero, si te interesa, has de quedarte frente al televisor para verla acabar.
Salvando las interrupciones que mientras se suceden a lo largo de la proyección.

__ Hemos sufrido este año__ pensaba para mis adentros.
Al mismo tiempo que me re contestaba a mí mismo
__ ¿Y los momentos de risa y alegría que hemos disfrutado?
__ quise convencerme a mi mismo. No es posible, que se me haya escapado el diecisiete como lo ha hecho. Me quedan más de la mitad de proyectos en la cartera, pendientes de resolver y a la vez que me pregunto

 __ ¿ Qué es lo que he hecho durante estos meses? ¿Dónde he estado?

__ Si no me he enterado, ¡algo me pasa!, puesto que hacer las cosas las he hecho. ¡Vaya por lo menos noción de que las he llevado a cabo, sí lo tengo. Me da miedo.
__ Podría preguntarme de nuevo, sin la posibilidad de errar.
¡Como lo hace el gran compositor Conquense, mi amigo Perales en su canción!
__ ¿y cómo es? ¿Qué hice a finales de enero?, ¿A quien conocí este enero? Y en los meses siguientes, que alegrías tuve, que las tuve y además no las cambio, que lugares visité, con cuantos amigos departí con alegría y lo disfruté…

Me quedo dormido en cualquier sofá, entre las dos y media y las tres de la tarde, tras la ingesta, sea frugal o sea cuantiosa. Nada me hurta el cerrar los ojos, y pasar de quien esté conmigo. Es más vigoroso ese sueño, que yo mismo. Luego llega la hora de dormir y nada de nada.
Ojos abiertos como platos y de sueños, los que llevo en el subconsciente, sin cumplir y cada día con más dificultades para que se me concedan.



A parte de todos los disturbios que os he contado, que si nos ponemos a despejar prioridades, con seguridad me quedaría sin apenas quejas, dado como ha sido el devenir del año.
Reconocer que lo que más necesito y lo que más demando al cielo. Es salud. ¡La salud que no falte! Cualquier otra cosa puede ser más floja, si cabe pero el que estemos buenos, que Dios nos mande la salud a todos nosotros es algo que no echamos en falta hasta que no la tenemos.

Por ello os felicito en estas fiestas tan aparatosas y que cada año se hacen más débiles por las leyes de la vida.
Os deseo las mil y una ilusiones y que acompañadas de un paracetamol, aspirina o pomada de las rozaduras podáis llegar al diciembre del 2018, que para entonces ya me encargaré yo mismo de que esa dicha continúe por tantos años, como Dios disponga.






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