viernes, 3 de noviembre de 2017

Nueve años de demora




El chirriar de la puerta, hizo que Don Saturio se girara noventa grados para ver de soslayo el perfil de su hija, que desde el umbral intentaba hacerse advertir para que su padre, le prestara algunos minutos de humanidad.

__Padre, he de decirle algo importante.

__Pasa y sé breve, que no tengo demasiado tiempo para escuchar quejas, parece que seas un lamento en lugar de una mujer con agallas__ le replicó su padre, con la sutileza de un papel de lijar.

__ ¡Breve seré, ya lo creo!__ dijo envalentonada__ Me marcho esta tarde de casa.
He decidido sea mi acción personal. Viendo que usted sigue tan despreciativo, anti familiar y desapegado como siempre. Detalles que noto sobre mi persona provenientes de su cosecha, desde que tengo uso de razón.
Me siento en esta casa más ninguneada que el perro. Incluso su propia servidumbre, pretende darme órdenes. Creo padre y se lo digo con mucho respeto que merezco un poco de vida, de reconocimiento, de ilusión, inclusive de amor y, dejar que la vida repare en mi, aquello que merezca.
Asimismo veo que usted no necesita a nadie y se arregla muy bien solo y de sobras, sin mi.

No comprendo como al abandonar la casa y faltar de ella, Constacia, su hija, mi hermana. No ha movido un solo dedo para encontrarla, para atraerla al seno de la familia. Con lo poco que le hubiese costado, con la cantidad de influencias que tiene en esta comunidad.
Tampoco le han importado los motivos de su marcha, ni siquiera saber donde para, con quien. Sabiendo que el pueblo murmura.


Por otra parte advierto que mi hermana Malvina está en lo suyo. Es mayorcita y lo que le prometí a madre en su lecho de muerte, está más que cumplido.
Así que con su venia o sin ella. A las seis de la tarde, parto desde Arnedillo a Tudela en el vía estrecha y desde ahí a Zaragoza con destino final en Barcelona__ se tomó un par de segundos para recuperar el aire que había exhalado durante toda su manifestación y prosiguió ante aquella mirada aguileña de su padre, que la observaba sin bazucar.

__ Por mi parte es la última queja que escucha de un gemido, en una mujer que tiene por hija y, que además ha llevado la carga de toda la familia durante los últimos nueve años, que son, los que hace murió madre__ se frenó Xarme, al ver lo cariacontecido que quedaba Saturio al referirle el dato.
Reteniéndose inerte la emoción, en cuanto a gestos en el rostro, de Don Saturio. Sin demostración de sentimientos humanos.
Soltando escuetamente, a la par que se la miraba con atención desde los pies a la cabeza y dándole su aprobación sin apenas esfuerzo por retenerla.

__ Haz lo que tengas pensado y, cuando te vayas tira la llave. No vuelvas, este no es tu sitio. No lo ha sido nunca. ¡Me alegra tu decisión!
Se levantó de la mesa donde trabajaba, tomando un sobre, que tenía reservado entre unas recetas muy rancias y mientras extendía su mano para entregarlo a su hija le aconsejó__ Toma estos ochocientos reales, para que afrontes los primeros gastos. Si precisas más dinero cuando llegues allá donde vayas, házmelo saber__ Sacó su reloj del bolsillo del chaleco, para comprobar la hora y le dio la espalda a la hija, volviendo a su butaca de trabajo, sin el más mínimo detalle de cariño hacia ella__ expresando con cierta ironía.

__¡Apúrate que son ya las casi las cuatro de la tarde.

Xarme, salió compungida de la oficina del director del Casino y preparó su hatillo para salir sin premuras.
No hizo un fardo demasiado grande, cuatro cosas, un par de fotos en sepia de su madre y hermanas y un frasco de aspirinas que siempre tenía a mano.
Sus documentos de identidad y unas direcciones en Barcelona de conocidos que la habían precedido y ya estaban en la urbe.
No tardó en aparecer en escena Malvina que se había enterado de la noticia, llorando y recriminándole que la dejara sola, con el padre y Dolores, que alguna noche pasaba a desahogar al boticario.

__ No me hagas esto hermana__ le conmino Malvina, con algo de prejuicio, sin llegar a ser una indisciplina para ella.

__ No seguiré ni un minuto más en la hacienda ¡Ha llegado mi momento!, si no me voy en este instante, no lo haré nunca y eso va en contra de mis deseos.
La promesa que le hice a madre en su lecho de muerte. Está más que cumplida ¡Yo aquí no hago más que perder mi juventud, mi futuro y mis nervios!
Se abrazó con su hermana menor y se desearon suerte.

__ Xarme Cuando llegues, allá donde vayas__ le dijo Malvina__ dime como has llegado, manda una carta que sepa si preciso y debo, donde encontrarte.
Tata, no tengo a nadie más en esta vida que a ti, si madre levantara la cabeza__ las dos hermanas perdieron la compostura y arrancaron a llorar.

__ Que sabes de Constancia, le preguntó Xarme a Malvina__ Hace dos meses que se fue y no sabemos nada.

__ No quiere saber nada de nadie, es como una roca recalcitrante y sin razón, ¡solo genio! Ya le conoces es especial__ continuó hablando.

__Me han dicho los de la tienda de pieles__ hizo un mohin de desagrado Malvina__sabes que ellos, tienen relación con Teodoro, el muchacho con quien se fugó Constancia, que la ha cobijado en su casa de Zaragoza, pero que a nuestra hermana, el chico, ¡vamos Teodoro! No le gusta.
No creo, se quede demasiado tiempo con ellos.
En cuanto encuentre otro cobijo más interesante, les deja plantados y se marcha a otro lugar. ¡Eso si no vuelve! ... De nuevo a Arnedillo, con nosotros.

__ Mira Malvina__ Nosotras, aunque de vez en cuando; nos escribimos__ le ofreció Xarme__ ¡De acuerdo! No perdamos el contacto. Nunca se sabe que puede pasar.
A madre, le gustaría que nosotras todas, estuviéramos cada una en su lugar, pero a la vez sabiendo las unas de las otras.

__ Cuídate, Xarme me dejas muy sola, veremos como me apaño, ya te contaré, igual he de tomar el mismo camino que vosotras. A padre no le veo yo, con ganas de cambiar y de ser más familiar.

__ Despídeme del servicio y de las amigas, aquí ya sobro. He de circular sin perder más tiempo. Los horarios del tren, son rígidos.
Se despidieron aquella tarde con un abrazo muy fuerte y unos besos mojados por el llanto, que les regaba por las cuencas de los ojos de aquellas mujeres que debían separarse.
Arrancó con un impulso agresivo y con mucha prisa, sin mirar atrás, para perderse de aquella familia, la suya, que se desmoronaba por momentos.













1 comentarios:

Romy Veloso dijo...

Siempre es un gusto leerte Emilio.
Éxitos, un fuerte abrazo.

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