sábado, 26 de marzo de 2016

Tras la Semana Santa del año MMXVI







Podría comenzar este escrito, comentando y dando mi punto de vista en muchos de los sucesos que han acaecido estas últimas semanas en Europa.


Barbaridades y muerte, sufrimiento en definitiva para las buenas gentes, que ajenas a todo ello han recibido las graves consecuencias del brutal atentado. Personas  como tú y como yo que no esperan más de la vida, que seguir con la felicidad a cuentagotas que el destino ofrece. Disfrutando de los amigos, de los seres queridos que nos rodean y con la normalidad de un ser normal

Mencionando a las familias y a las personas que sufren por tantas y tantas barbaridades sucedidas en los días previos a la Semana Santa, pero no lo voy a hacer de ese modo. Aún y cuando desde mi tribuna, mando mi abrazo a los que sufren y se duelen por las secuelas de lo ocurrido, que jamás se debiera haber permitido. ¡Jamás!

 





En un rincón de Aragón, en la zona de la franja del Matarraña, gracias a Dios todo discurre de una forma tranquila y feliz. 
Las gentes se cuidan, se entienden y soportan entre ellas, intentan comprenderse, se sujetan para no ofender al prójimo y cada cual hace lo que le corresponde en la armonía que aprendieron de sus padres, abuelos y antepasados.  
Por lo que el tiempo pasa y pasa, un día tras otro, una fecha arrastra la siguiente y una Semana Santa nueva nos acoge de lleno.


















Poema

Te sigo sufriendo
dolor que no quiero
lamento profundo
aquello que veo

La sangre corriendo
menudo disgusto
enorme tragedia
nos llega del mundo

Por desgracia vuelve
por causas del hombre
desventuras ciertas
que no tienen nombre

Cuando será el fin
de la penitencia
Cuando será el fin
de tanta paciencia






En nuestra zona, una de las mejores de las que yo conozco, durante todo un año se preparan las buenas acciones, que junto con la ilusión de los que las llevan a cabo, derivan en un placer, en una sensación inexplicable, en un disfrutar definitivo.
Se prepara la Semana Santa, sin dejar al descuido ningún detalle, se prevén todos los imponderables y se ensayan dentro de las Cofradías, todos aquellos repiques de tambor y de bombo necesarios para después ponerlos al aire y que los disfruten nuestros visitantes, y los que por aquí, solemos pasear dejando trazas de arraigo.

La exaltación del Bombo y del tambor, recoge a buena parte de la villa, alrededor del estruendo de los tambores y de las notas claras de las cornetas. Todos en una comunión, durante la tarde del domingo de Ramos, siendo y logrando en esta ocasión con la XXVIII versión de un entusiasmo fabuloso.






Las diversas procesiones o viacrucis que se celebran durante la semana, y que pasean a lo largo de la villa, dándole a la Procesión del Santo Entierro, el mayor de los privilegios y de la cual todos los creyentes disfrutan, de la representación que año tras año, se viene disfrutando.





Recorren las calles
La fe de los hombres
Dejando en la acera
Posibles temblores

Certeza divina
Morados colores
Quién sabe si atina
Con fuertes olores

El bombo redobla
Me crispa el sentido
Previene muy justo
Mi ritmo y latido

La corneta alerta
Con claro sonido
Mi espíritu acierta
Parezco dormido




Texto : E.Moreno
Fotos:  E.Moreno, excepto
la foto de Tintin de la red






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