Esperó
el instante en que García de la Serrana, le daba la luz verde para el comienzo,
dado que aún estaba en la alocución de las características de programado y de
los beneficios que aportaba el invento.
La
posibilidad de instalar el producto en instituciones públicas, grandes
almacenes, ministerios, hospitales, industrias, oficinas bancarias, y por
supuesto teatros y salas de fiesta.
Una
vez remató el speaker con todas las posibilidades técnicas y prácticas del
accesorio higiénico, pasaron a la demostración. Teatralizando la evidencia in
situ.
Fingiendo
que Cándido, el actor protagonista de la propaganda, era un agente de Valores y
que dentro del Instituto en horas laborales le daba un retorcijón el vientre,
dejándole a punto de ensuciarse los pantalones sin remisión dentro de una
situación enojosa y poco aplazable.
Las
luces cambiaron de fuerza y quedaron difusas, para que se pudiera además de ver
el escenario con claridad, notar la
sensación de rigor que ofrecía Cándido en su actuación mientras se quitaba los
pantalones, y calzoncillos, que colgó en los anaqueles del perchero junto a la
camisa y corbata que ya había colocado convenientemente en el armario al uso,
quedando su persona en la desnudez más simple.
En
"Colitates" _ lo que se llama en cueros_, completamente desguarnecido
de trapo alguno, mostrando hasta el vello más descolorido de sus recovecos
sensuales, aquello que jamás se muestra, a no ser que el médico te ponga de
cuatro patas en la camilla para mirarte la próstata.
El
ejercicio estaba servido y solo era preciso dejarse llevar por la tecnología,
con lo que Cándido se sentó en la taza sideral del inodoro y sin esfuerzo
prácticamente, comenzó a deponer los detritos que le llegaban del intestino
grueso, camino de la destructora de inmundicia que instalada en el wáter hacía
su trabajo.
Las
partes sensuales de Cándido no eran tan onomatopéyicas como las de su compañero
José Trinidad Callejas Martínez Recadero, más conocido por Cheo. Desmesuradamente
éstas, más grandes y mucho menos vistosas que las de su colega. Ya que el sexo
de Cándido pesaba mucho más y daba miedo verlas desde la distancia. Desde las
butacas del apañado teatro montado para tal efecto. Por lo que la visión y el
tratamiento del Schissen Lecker en cuanto al aseo del actor, era mucho más
entendible que las de cualquier persona que tenga medidas estándar o de las que
se consideran normales.
El
bulto ofrecido por aquella persona más bien pequeña de estatura, fornida sin
llegar a ser atlético, le daban una sensación de imperio inaudito que las
mujeres supieron encontrarle comparación. Ni gota de grasa en el abdomen,
barriga plana, culo sin nalgas destacadas, ni siquiera respingón, pero con una
ametralladora del tipo de los fusiles kalashnikov por pene, que destacaba
dentro de todos los ámbitos.
Un auténtico
glande, un pene espectacular, en labores de aseo por parte del servicio de la
estructura del wáter cósmico. Adecuado por grosor y tamaño para poder divisar
desde los aposentos más alejados, en las gradas del anfiteatro. La rutina de limpieza
de la opción dos, quedó minimizada por los efectos causados por la escopeta del
actuante, que dejó anonadados a hombres y encantadas a las damas. No solo por
el meneo que le dio la trompa, sino por el pensamiento siempre fugaz y
emblemático que de estas visiones tienen las señoras.
El
murmullo del público no se hizo esperar, por la buena actuación del cacharro de
Cándido y por la efectividad que le puso a la hora del secado del chirimbolo,
que lo mostró diáfano para que cada cual le diera su justa opinión en el tratamiento
de pulcritud que el Schissen Lecker, dispensaba después de cualquier evacuación
corporal.
No
había ni trampa ni cartón, allí mismo, los usuarios vieron como el artista,
hacía su deposición y tras ella el equipo actuaba.
Insinuado
y visto de derechas, izquierdas, desde arriba, trenzado, empalmado e inmoderado
si se sacaba de contexto.
Tanta
limpieza obsequió el invento al culo de Cándido, que todo el mundo se hizo una
idea perfecta de cuánto y de cómo trabaja el nuevo cósmico, dejando nítido y
perfectamente aseadas las partes nobles del individuo, tras las labores ya
sabidas de la post evacuación.
La
justa exquisitez y secado del aparato progenitor, fue delicada y esmerada, con
suavidad indescriptible, que más que un aseado del pene, parecía un masaje
divino por las sensaciones preciosas recibidas por el cerebro.
El
actor, se volvió a vestir, y cuando salió del cubículo, tan acicalado tan
puesto y nada desdeñado, dejó en los presentes una seguridad manifiesta.
Saludó
con un gesto inapreciable y una sonrisa y el escenario móvil volvió a recorrer
un tercio para dejar frente a las localidades, la próxima actuación.
Fue
cuando el speaker tomó de nuevo el micrófono para seguir con el paseo a otra
modalidad de las usadas en el equipo.
Nadie
aplaudió, ni siquiera daban opiniones gratuitas, el murmullo era apreciable,
como si cien enjambres de abejas reinas hubieran entrado en el hemiciclo con un
zumbido gutural de permisibilidad y agrado.
Aquel
espectáculo preparado por la dirección del Gallo más Gallo, el que está
regentado por don Antonio Guzmán Fernández, director del centro. El ubicado
cerca de la rotonda Bello Horizonte de Managua. Se llevó la primacía de la
primerísima representación en suelo managüense, del que presumiría durante la
posterior reunión y cena con los principales personajes que asistieron al
encuentro.
Los
responsables de la empresa fabricante y distribuidora del wáter estaban allí
presentes, en la afamada rotonda del en aquel momento tan Bello Horizonte, encabezando
como no podía ser de otra forma. Las comisiones de las firmas allí llegadas, con
sus directivos. Así como de los periodistas especializados nacionales y
extranjeros que se habían dado cita en el lugar de la demostración. Todos ellos
invitados por la organización del Centro Comercial el Gallo más Gallo.
La
señora _ la frau_ Anguela, con un
dominio muy amplio del idioma castellano, no tuvo problemas para mezclarse con
todo tipo de los personajes allí presentes. Su descendencia española, le daba
también cierto aire de sociable, que unido con su parte teutona, hacía una
mezcla variopinta de cierto carácter agradable, que además procuró demostrar en
toda la relación que mantuvo mientras estuvo en Nicaragua.
Por
ello no dejó jamás de atender y entender a todos los que allí permanecían
amablemente en la exposición; agasajándoles cuando era menester y con una
atención sobradamente educada. Con la idea de gestionar aquel producto que a
ella, le podía representar muchos beneficios profesionales.
Ibérica
riojana, descendiente de madre calagurritana, supo donde tenía y con quien
debía sentarse para agradar y fue a parar justo al lado del señor Eutiquio
Lázaro García, apoderado de la American Standard en Sudamérica, que asimismo se
le notaba era un vanidoso y pedante semental, mujeriego y carnal,
preferentemente amigo de hembras
exóticas y no demasiado jóvenes. Personaje atrayente y dado a las sonrisas
baratas, regaladas a granel y repartidas sin dificultad alrededor de su perímetro
cercano.
Lo
que siempre le hacía ir rodeado de bellas mujeres, para presumir de harén, aun
y siendo de una religión antagónica a esas ostentaciones. Presto al ligue, por
vicio y tendencia natural, entre esas preferencias; la presunción de llevar
enamorada consigo; a la hembra más extremada,
femenina y más bella del mundo.
En
ello estuvo Anguela, que lo descubrió en cuanto llegó al anfiteatro, y ya había
conseguido arrancarle más de una sonrisa incontinente y sus manos incluso se
habían atrevido a colocarle bien la corbata dentro de su americana. Con lo
cual, Eutiquio, se sentía profundamente orgulloso.
Natalio,
salido de un affaire de sábanas calientes con la mismísima frau Anguela, iba
tocado en el aspecto de tener que dar explicaciones de justificación en breve,
por lo menos a quien sabía de ello, que no era más que su futuro yerno. Sin
embargo tampoco se chupaba el dedo y trataba de hacer negocios en aquella
ocasión que la pintaban calva y fructífera para cuantos intereses volaban en el
ambiente. Por lo que en la presentación que le dispensó el señor Dionisio
Millán, un ejecutivo empresarial de los allí presentes con la Alcaldesa, la
señora Daysi Cumbres del Bosque, le supo a Gloria In Excelsis Deo_ que
significa: más alto.
La
había conducido y mimado con un gracejo propio de una princesa, aún y sabiendo
que la Regidora de la ciudad, no se
dejaba encandilar por nadie y menos en representación comercial. Natalio le
descubrió su punto débil y le ganó la partida del sentimiento al tocar lo que
deseaba en secreto.
La
hizo disfrutar del momento, y que se sintiera menos política y más mujer, y su
chispa apagada de muchos años, consiguió que se enhebrara y volviera a arder
aquel deseo inconfesable. Los dos actores, que la habían hecho recordar amoríos
y situaciones abrasivas, las que
pudieron arrancarle una risa espectacular y estridente a la sensual gobernante,
que no se inmutó en ninguna ocasión ni ruborizó, al observar el falo de Cándido, que
sobresalía y descollaba en mucho de los que posiblemente allí estuvieran
encogidos.
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