Viene del capítulo anterior: Proporción de sexo
Grutal vaginal
Ella siguió con su interpretación hasta que el vestido que llevaba de la
firma: Carolina Herrera, estaba colgado en una pecha del Schissen, después de
despojarse de él, en un baile desconcertante de sensualidad.
Luciendo un cuerpo femenino celestial y moreno, que no lo podía dejar
aparcado sin que la gente pecara con los ojos al mirarla. Con parsimonia, se
desquitó del body; y también lo depositó como primorosamente se guardan esas
prendas íntimas que tocan la piel más delicada, la que tropieza con el
mismísimo sexo de la mujer.
Tomó asiento en el cubil, y se descalzó de los zapatitos de charol, dejando
al pairo unos pies, alegres y saltarines que tenían una extensión mínima,
apenas apreciados por algunos de los que miraban el espectáculo, ya que los
ojos de la mayor parte del público, estaban entre sus piernas, o dentro de sus entretelas.
Continuó despojándose de las medias indesmayables, aquellas que le llegaban
casi al gollete del muslamen, esquina con el triángulo de las bragaduras, justo
encima de la ingle y, con escasa o ninguna prisa, ni nerviosismo, fue
enrollando sensualmente, para depositarlas sin destrozo en una de las lejas del
equipo, a la vez que hacía su parte de teatro, para arrancar el ánimo de los
presentes. Primero la pierna derecha y dejó la zurda para acabar su actuación,
con el mismo placer y encanto.
Los tonos de algún corazón sobresaltado, se escuchaban; a poco que pusieras
oído. Nadie respiraba, solo veías el reflejo del rosario del Presbítero, que
santiguaba su abrupta cojonera, mitigando y disuadiendo como podía el grosor y la robustez de su pene. Con una
alegría muda, callada; de forma torpe, entre los hábitos tradicionales, para
evitar vieran los allí presentes, que estaba empalmado; que no era el tipo
normal de cura, que de él se esperaba. Como cualquier otro humano se encontraba
fuera de sí y que viendo aquella mujer se le engordaban y ensanchan según que
músculos. Sobre todo cuando reciben una imagen apetitosa y sensual, que su
cerebro procesa con alerta de pecado
Las señoras disfrutaban de lo lindo, queriendo quitarle importancia y miga
a la actuación de la súper woman. Como queriendo significar: "eso también; lo sé hacer yo;".
Aunque admitían a la perfección el trabajo de la modelo, que se retorcía de
forma originaria encima del escenario para demostrar y no dejar duda, de algo
tan sencillo y a la vez tan bien escenificado, como es: el ir al lavabo de
forma natural.
Otros asistentes más disimulados, o quizás más cobardes; tenían la sonrisa del
espectador neutro, del que ni siente ni padece, y así difícilmente, trataban de
reflejarlo en su cara. No tan fácil les era ocultar en su hendedura, la
tirantez que les proporcionaba el tamaño adquirido por su glande.
Todos los asistentes, trataban de pasar desapercibidos, con la preocupación
de no ser detectados en su disfrute oculto. Con toda la enjundia vivida y el placer
que daba ver aquel striptease en la exposición de un clásico retrete, cósmico.
¡Daba lo mismo!, pero seguro que no existía un espectáculo jamás antes
visto encima del entarimado, mostrando un artilugio que llegaría a ser conocido
y popular en todo el mundo.
La vedette, proseguía sin prisa dando teatro, dejando que los allí
presentes saborearan todo lo que hervía encima de aquel tablado, conducido por
una preciosa mujer, que demostraba como usar de forma moderna, el desaguar de los
cuerpos humanos, en un futuro ya no lejano.
Los mini sujetadores los dejó que lucieran, no necesitaba despojarse de
ellos para la demostración, y justo en el instante que entró en el habitáculo,
se despojó de las bragas, dejando al aire la zona pudenca y vaginal, ocupó el
retrete y pulso la opción tres.
Hizo popó y pipí, procesó ambas opciones exhaustivamente, y se levantó del
utensilio limpia y aseada, aunque antes desarrolló milimétricamente los pasos
para que todos los presentes vieran desde su tribuna preferente.
Las ayudas braquiales_ auxilios mecánicos_ rodillos higiénicos, pernios
sanitarios, cepillos desinfectados, los soplos de calefacción inguinario y los
jabones profilácticos etéreos del equipo, se introdujeron por los orificios de
la vedette_ abertura del ojal, gruta vaginal_, y asearon al completo su zona,
la esterilizaron de detritos de la propia suciedad, provocando un riego y un
substanciado de restos, que ayudados por los mecanismos, se hicieron de forma
sencilla y sin dolor, provocando un
placer afrodisíaco a la gentil señora, que lo dibujaba en su cara y en los
temblores placenteros que mostraba, cada vez que aquellas manos casi humanas la
tocaban por delante y por detrás, dándole placer.
Vinculando dócilmente aquellos brazos en los ojetes y comisuras anales,
pliegues y recovecos, para enjuagar, frotando hasta quedar nítido en limpieza,
higienizando y secando su piel bruñida y tersa. No pareciendo salir de un
excusado.
Tampoco se pasó Cinta
en el abuso de su actuación para dejar buen sabor de boca, aunque en otras
partes de la sala, otros espectadores que lo vieron con otras vistas, les dejara
bastante insatisfacción y lo calificaron como una parodia sexual.
Salió completamente vestida, seca y aseada, y saludando arrancó tímidos
aplausos del público allí concentrado, que seguía sin levantarse de sus butacas
y esperaba alguna actuación añadida.
Se iluminó la gran sala, con unos focos preciosos, que dejaban a las claras
la verdad de lo que se había visto, ni una sombra en la cara de los presentes,
la luz cenital evitaba dejar oscuridad en los perfiles del público, la música rebotó,
a la vez que Manuel
García de la Serrana, salía al escenario invitando a los presentes a unos
canapés que había preparado un famoso restaurante del Gallo más Gallo y para
dar las gracias a toda la concurrencia.
Invitando a aquellos que tuvieran preguntas y dudas de los equipos y de la infraestructura.
Se dirigieran a las personas dispuestas en los apartados previstos que estaban
en sus respectivos sets de trabajo para tales fines.
Los amigos de Manuel y
de Mechthild, se arremolinaron junto a ellos para comenzar la fiesta. La
madre Pajarita con su amigo, no tardaron demasiado en ir hacia la hacienda de
la Tinaja, propiedad de los Sröeder.
René hacía minutos se había escapado con sus amigos, y Virtudes Malena, se
enroló con un visitador que conocía. Riendo y charlando mientras degustaban los
bocados exquisitos de la velada.
Los curas, no se quedaron al lunch y pronto salieron pitando, los
interesados en el mercadeo del accesorio, fueron a los puestos de información y
el resto de las personas se quedaron a disfrutar de las tapas y bebidas que se
servían a destajo para los invitados.
Glenda desapareció junto a Rosalía, por unos asuntos comerciales que les
obligaba dejando nota a Fulgencio, para
que lo supiera. Marcharon en taxi hacia el centro.
Elvira y Ariel, quedaron junto a Manolo y Miche, que esperaba a su vez
a Carla y a Cándido para seguir la fiesta.
Natalio, fue el que propuso una cena para aquellos que pudieran aguantar el
final de aquella velada y todos juntos, disfrutando de las bondades de lo
vivido se unieron al festín.
Aquella misma noche, mientras cenaban revueltos en uno de los restaurantes
de aquel complejo comercial tan amplio, llamado: El Mesón de los Crápulas, famoso por ser icono
espectacular y el más chic en el Gallo más Gallo. Mechthild, quiso poner su
corazón en manos de Manolo, que la besaba tras el arduo trabajo realizado
aquella misma tarde.
Preparando el terreno, se distanciaron de Carla y Cándido y fueron a
conversar en un reservado del establecimiento.
_ Que tanta prisa por contarme cosas, ya habrá tiempo para hacerlo no
crees_ dijo Manuel a su amor Miche
_ No; quiero aprovechar el momento, y que sepas todo lo que llevan mis
alforjas, nunca es tarde dicen; pero yo prefiero estar en lugar público para
contarte detalles privados, porque me es más fácil expresarme en la multitud
del instante, más acogedor y más práctico, por mil y muchos detalles que hay y
que no quiero se me escapen; y tú los sepas_. Acabó la frase convencida que era
el momento para revelar sus desvelos.
Tomaron sus copas de la barra del bar y fueron buscando un lugar hasta que
se acomodaron en el vestíbulo, muy separados de los demás y ya con sus niveles
de tensión estabilizados, ella comenzó a relatar algo que necesitaba decir, y
cada vez parecía le costaba más, por tantas y tantas circunstancias se iban
sucediendo en las pocas horas que llevaban juntos.
_ Como sabes Manuel; no estamos al corriente, el uno del otro_ dijo
categórica_ No es que deba hacerte un tercer grado a ti, porque es bien verdad
que me da lo mismo tu pasado.
Lo que sí quiero que sepas es el mío _ siguió argumentando Miche_ Como
puedes imaginar he tenido una vida anterior; que de hecho la saben pocos de mis amigos y de
la familia contados con los dedos de una mano_ Se replegó el cabello para
seguir diciendo, a la vez que tocaba con su mano derecha la pernera de Manolo,
en señal de cariño_. Vengo por parte de padre; de una estirpe alemana muy
cerrada.
Por parte de mi mamá, de indígenas nicaragüenses, ya podrás imaginar la
cantidad de silencios que hemos hecho a los demás, para que no conozcan nada de
nuestras vidas.
Siempre con medias verdades, a menudo no mintiendo; pero si omitiendo
detalles, para que la gente no hablara más de lo debido_ ya sabes_ afirmó Mechthild para proseguir
con los detalles.
Mi primera confesión y la única, quiero que sea la que escuches a
continuación. La más vergonzosa quizás de todas, pero la vida no la eliges, te
la plantifican y para que, seguir dando justificaciones sí; no puedes elegir.
Estos son unos secretos que averigüe por casualidad en Boston, y que no
pude airear porque mi padre Mathías
Sröeder, no permitía que se extendiera, por su propia seguridad y para
que la gente no conociera su pasado.
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