Viene del capítulo anterior:
Hasta
que llegó el momento de la verdad, justo a la hora del café, cuando Caterina,
dirigiéndose a Javier le preguntó con cierta nostalgia y con voz entrecortada.
_
¿Javier, tu eres mi papá? ¡¿Lo sabes?!, estoy segura, Cecilia, mi madre, creo
que te lo ha confesado no hace mucho. Han pasado los días y aún no te has
acercado a mí para abrazarme, como un padre normal abraza a una hija querida. ¿Lo
harás antes de marchar?, ¿querrás darme un abrazo?
No
tardó ni un impulso en levantarse de su butaca y se acercó a la niña, rodeándola
con sus brazos, mientras pronunciaba unas palabras que le salieron de lo más
profundo.
_ Por
supuesto, que lo hago y lo haré siempre. No lo dudes, y si no lo he hecho antes
es porque no conocía ni tenía referencia de esa honrada paternidad, lo desconocía,
hasta que mamá me lo contó, hace unas fechas.
Creí
que no estabas al corriente, que desconocías que yo fuese padre tuyo, que no
tenías noción de mi progenitura por parte tuya_ dejó fluir Javier a su corazón
para que surgieran las torpes palabras que él mismo eligiera sin disfraces ni
tapadillos, mientras la seguía estrechando hacia su pecho con firmeza, sin
dejar de pronunciar aquello que igual, no era capaz de decirle mirándola a los
ojos.
_ Estoy
seguro que Cecilia, tu madre_ continuó ahora sí mirándole a la cara_, te ha explicado
en la forma que sucedieron los acontecimientos en aquellos días, cuando
nosotros vivíamos unas fechas de amor intensas y tan bonitas.
Miró a
todas las jovencitas que embobadas escuchaban el relato y prosiguió_, fue un
sueño, tan precioso y tierno como podáis imaginar en vuestros mejores ilusiones.
Tu
madre; vuestra madre _ Volvió a matizar con agrado_ Era y es una mujer
preciosa, y además una persona entrañable, que no hablaba por no ofender y
calló por completo aquel detalle, silenció su estado, no dijo ni una sola
palabra al respecto y yo jamás sospeché nada, que de haberlo sabido, de haber
conocido la noticia del embarazo, no la hubiese dejado marchar_ gesticuló con
energía y añadió algún mohíno de desaprobación, siguiendo con su explicación_ Lo
ratifico con toda mi integridad. Las cosas hubieran sido de otra forma y ahora
estoy convencido que tampoco yo mismo, como lo ha hecho vuestra mamá,
hubiésemos padecido tanto como lo hicimos alejados el uno de la otra, sin
saberlo. Primero por perder_ puntualizó llorando_ el cariño de Cecilia, por no saber frenar a tu madre
en que no se viniera de nuevo a Costa Rica y después, por la falta de
comunicación que mantuvimos_ respiró hasta llenarse los pulmones aquel Javier
compungido, volviendo a enfilar aquella cantinela_ Tampoco quedamos enfadados,
como para que me ocultara la buena nueva, quizás no quiso obligarme a zanjar una
decisión que debí tomar sin más. La distancia y el tiempo borra el recuerdo y
quedé solo como antes de conocerla. Por lo que mi vida fue ciertamente bastante
nefasta, llena de errores, obstáculos y de no haber venido por motivos
profesionales, o por el destino implacable de cada cual al país; jamás hubiera sabido que tenía una hija tan
guapa y tan preciosa.
No le vuelco
la culpa a nadie, porque el primero que la tiene soy yo mismo_. Aseguró convencido de lo que decía y con unos
lagrimones en las cuencas de los ojos que no dejaban duda de lo que estaba
comentando, era cierto.
_ Os
pido perdón a todas_ Gimió entre un llanto penoso que no se entendía con
claridad por lo compungido que estaba, el acceso de tos le pudo y el moqueo
emanado por el lloro acabó de romperlo en pedazos; pidiendo excusas y
retirándose al lavabo para arreglase un poco y mantener el tipo.
No se
escondió Javier, y en pocos minutos salió de nuevo, con una mirada serena y los
párpados algo enrojecidos, pidiendo otro café bien cargado, para intentar
animar aquella sobremesa, que se había venido abajo con su relato.
Caterina
le esperaba derecha, junto al lugar que había ocupado en el sofá antes de salir
disparado para el retrete, y cuando estuvo a su altura, abrazó a Javier,
fundiéndose los dos en un gemido, que no pudo detener nadie.
_ Papá,
cuantas veces había imaginado este momento, que por fin puedo disfrutar
abrazándote además en compañía de mamá.
Gracias
por hacerme tan feliz. No te culpo de nada y todas te queremos mucho_ Musitó
Caterina, volviendo a abrazar a su padre y colmándole de besos.
Solo te
pido_ siguió argumentando Caterina_ que no nos dejes otra vez, te necesitamos y
creo que mamá te sigue anhelando aunque no lo diga y por lo que hemos visto hoy
aquí todas nosotras; no has dejado de seducirla, tu también la deseas a tu lado.
Cecilia,
Natalia y Soraya, también lloraban en silencio abrazadas las tres, por aquel
acto de amor que estaban presenciando, sin que estuviera previsto.
La
calma llegó y el lamento se truncó por una alegría tímida que no acababa de
manifestarse a lo ancho del salón. Todos tenían preguntas y las respuestas
podían responderse solas, sin necesidad de escarbar en los sentimientos, solo
hacía falta mirar a los ojos a aquellas personas, que habían desatado en un
instante una pesadumbre que llevaban cargando hacía unos lustros.
_ Cuando
vuestra madre decidió volver a Costa Rica_ apuntó afligido Javier_, tendría
motivos para hacerlo, ya que imagino, no se planteó el quedarse conmigo por mi
falta de seriedad y compromiso_ siguió argumentando y mirando con arrepentimiento
a Cecilia.
Vuestra
mamá; sabía de mis andanzas y de mi promiscuidad, del abandono cruel que
infringí a Margarite, mi novia de toda la vida, la hija del tendero del pueblo,
con la que me habían prometido mucho antes de que fuésemos al colegio__ "una
costumbre ancestral y retrógrada, "__
pensó y maldijo Javier, a la vez que relataba pasajes de su memoria. La chica del compromiso de la infancia, la esclava
del pacto entre padres, por aquello de la dote de cada cual y los intereses
creados entre las conveniencias de nuestros mayores, que jamás me quiso porque
ella estaba enamorada ciegamente de un primo mío, mucho más formal que yo, me
esperaba en Zaragoza sin ilusión, para
casarnos algún día.
Se
incomodó conmigo y me olvidó hace años, gracias a Dios, cansada de esperar y de
aguantar todas las infidelidades que le regalaba_ retomó su charla después de
sorber otro trago del torrefacto café de su taza,
para añadir _ tantos adulterios regalados a la pobre Margarite y el que colmó
el vaso por su enjundia y destacando por importancia:
esperarme en el aeropuerto durante horas por consejo paterno cuando retornaba
de México, y al llegar a la recogida de maletas; verme abrazado con Ximena, sin
que nadie lo entendiera_ quedó por un instante callado para continuar con su
dolor, mientras Cecilia se deshacía de llanto por aquellos recuerdos.
Todo
eso que Cecilia conocía de buena tinta, creo yo fue motivo para que dudara de
mi cariño y amor por ella y decidiera largarse de mi lado. Estoy seguro que no
estuve a la altura, para por lo menos intentar que se quedara conmigo, nos
casáramos, y viviéramos nuestras vidas en Barcelona, donde yo por aquel
entonces pululaba.
El silencio
en el salón, por parte de Cecilia y de sus hijas, era sepulcral, nadie
interrumpió los argumentos que planteaba Javier, dejando que su arrepentimiento
aflorara a la altura de la comprensión de las niñas.
Con
mucha lentitud y con palabras que ellas pudieran entender, explicaba sus
razones.
_ Si
pudiera dar marcha atrás, todo sería diferente. Quizás Cecilia, no hubiera
padecido tanto, o quién sabe, lo que nos hubiera planteado la vida si nos hubiésemos
quedado juntos en Barcelona.
Eso
jamás lo sabremos. Una cosa es cierta, yo me arrepentí en cuanto se fue, cuando
ya era demasiado tarde.
Comenzaron
las dificultades, y los dilemas, llegando a ser mi vida un desastre.
Hizo
una pausa para seguir tomando de aquel café amargo y prosiguió_ He ido de mal
en peor, de un lio a otro, de una relación a otra como si fuese un desalmado,
cuando creo que aún no he comenzado a pagar mi tributo a tantas personas como
ofendí.
Prosiguió
exponiendo sus delirios aquel hombre, mientras aquellas niñas, acompañadas de
la madre, escuchaban como si fuesen personas mayores, y tuvieran que darle un veredicto a un
procesado, que declaraba sus faltas y pedía clemencia.
contionuará
to be continued....
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