jueves, 24 de septiembre de 2015

Trance


La muerte paseaba
gastando la salud de un enfermo desolado
flácido contagiado
que se despide harto
del horroroso miedo transparente
que se debe sufrir en ese instante.

En aquel tiempo fue mi luz y norte,          
por su gran comprensión
hasta que se rompió por distinta moral.
Era la divergencia del punto de partida.

Recuerdos todos son, algunos crueles
la imagen me quedó, para los tiempos
con las manos atadas y mi semblante yerto
resistí  el sufrimiento           

Una vivencia así te marca.
Así comienza el fin,                        
por ello terminamos. Morimos.
¿Vale la pena ser tan consecuente?
La vida nos la dan para vivirla                  
y así es realmente.

No querría volver a padecer
aquel febrero tan doloso.              
Despedida que siempre vuelve a mi
y que por mucho que duerma no cesa.
Nada tiene que ver                                    
con la felicidad que necesito y quiero
obtener de mi paso por la vida     

Creo que fue un miedo contagioso         
aquella turbación que arrastrábamos
no nos dejó ni ver las consecuencias.           
El orgullo maligno evitó dar las razones,
para querernos más, y perdonar
sin estrechar los lazos necesarios
antes de que la muerte le arribara         








                                                           

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