miércoles, 10 de julio de 2013

Nicole Kidman y el McDonald


Aquel tipo iba de un sitio a otro sin parar, su trabajo le embebía y la presión aumentaba a diario. Tenía negocios en todos sitios y si quería llegar a cumplir sus objetivos empresariales tenía que trabajar duro. Comía de cualquier manera, menús rápidos en la primera cafetería que encontraba y si no estaba en su camino se quedaba sin comer.

¡Qué excitación tan grande Dios mío! _ Decía al regresar a su casa y relajarse_. No sé ni cómo puedo aguantar tanto trajín.

El desconectar le hacía entrar en mundos de placer, de ensueño donde él podía gozar virtual de sus deseos.

¡Soñaba, sí soñaba! Con una rubia excepcional que en las películas interpretaba guiones dispares: Nicole Kidman. ¡Qué mujer! que sentimientos le despertaba aquella lozana hawaiana que en su psiquis: le ponía tan a gusto.

Le llevaba a intercambiar su situación y pasar de un simple empleado en una gran empresa, a ser el actor que seducía a Nicolasa en cualquiera de los personajes ficticios que interpretara. ¡Creía verla! en sus sueños y hablarle exactamente con los diálogos de la última película que rodó.

Solo eran los comentarios pero cuando despertaba al día siguiente para volver a continuar con su marcha; pensaba… Algo es algo.

¡Y llegó, claro que llegó! No podía ser de otra manera. Aquel soñador empapado por las curvas de la actriz, por sus ojillos chispeantes, su naricilla retocada en la mesa de operaciones y esa piel más estirada que la goma de un globo. Entró como ella en años, en el espacio “Somatoline” que es el nombre de la crema contra las arrugas faciales. Tal como ella fue estirándose la piel de su rostro y de su cuerpo, él en la distancia fue ganando kilos, cubriéndose el cabello con tintes anti canas para hombres el famoso:”Grecian 2000”.

Toda aquella vorágine de trabajo que llevaba acabó una tarde cuando le llamaron de la gerencia de la empresa, para decirle que: estaban muy contentos de su labor, que era un trabajador ejemplar, que jamás había tenido absentismos injustificados, que cuando tenía que dejar plantada a su familia, porque el trabajo lo requería quedaban pospuestas todas las necesidades familiares. Tan contentos estaban sus directores de este competente empleado que lo jubilaron.

Como cambió de estado y pasó de correr por todo y por todos, de las prisas innecesarias, de las dificultades, del no cuidarse y no ir al médico casi nunca: a la paz, al relajo, al paseo, a la compra del pan tierno sin sal, a los programas de salud y de control del cuerpo.  Encontrándose en una nueva fase, distinta a la conocida ¡Vaya tela!

Los médicos hicieron el resto y cambiaron toda aquella rapidez por calma chicha. Todo aquel stress que se imprimía por norma, quedó en:” tranquilo… chico, que tenemos el tiempo del mundo”. Todas aquellas comidas rápidas a la carrera, que no permitían que aprovechase, ni cayeran en muchos casos ni siquiera bien al cuerpo, se trocaron en régimen repletito de proteínas y carbohidratos, sin pasarse tampoco, que no es bueno para el metabolismo de los que están en la reserva.

Verduras, carne a la plancha sin aceite, sin sal, sin vino, sin pan, sin café, ¡Sinvergüenzas! Nos van a matar de hambre y de pena.

Agua para beber, toda la que quieras, sin gas ¡ojo! que sube la tensión y bajan las reservas. Mucho líquido; a litros la puedes tomar, es muy sana… Decían estos matasanos.

Es un bien para usted caballero_ le recomendaba un doctor, que estaba gordo como un ceporro y tenía una nariz de borrachín que no podía con ella_. Le prohíbo ingerir: café, la copita, el cubata, el Martini, ya no tome vermut, ni helados, los menos pasteles posibles y, las galletas quedan totalmente prohibidas. Cambie todo eso por andar, pasear, nadar, y joderse.

En la actualidad entristecido y famélico divaga sin rumbo, por todas esas prohibiciones médicas, hasta el punto que se va a la cama por las noches y en lugar de soñar como antaño, con aquel cuerpecito de la graciosa Nicole Marie Kidman…

Sueña y tiene pesadillas creyendo que está en un McDonald’s comiéndose uno de esos Mac menús, de tres pisos con su correspondiente salsita de mahonesa y su kétchup delicioso.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

YA SE SABE QUE EL STRESS NO ES BUENO NI TRABAJANDO NI CUANDO SE ESTÁ EN PARO. SALUDOS.NIKITTA.

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