martes, 25 de junio de 2013

Ineptitud o miedo



El consejo de administración de la empresa, fracasaba más que antes de haber celebrado las últimas elecciones para cambiar al Presidente.

Este sujeto, no era válido como nuevo mandatario, no concluía las decisiones importantes, no sabía cerrar pactos ni negocios,  para que la compañía comenzase a subir enteros.

Tras haber sufrido en la penúltima junta, a  un presidente caduco y antiguo, por tiempo inmemorial, el mismo que se encargó, con unas patrañas poco elegantes en despachar al que podía haber llevado a buen puerto y ahora definitivamente ser reconocidos en el mercado como los punteros del sector. 

 El actual dirigente solo pensaba en que su nombre figurara como presidente ¡nada más! su interés era quedar en los anales de la jefatura, como uno de los mandatarios más venerados.

Siendo un hombre con tan poca imaginación, era difícil conseguir ese propósito y más difícil aún en cimentar su fama. Carecía de carisma, de raza, de preparación de instinto, de orden y de honradez con el dinero.  Dejando pasar oportunidades reales para aquel grupo de personas que según sus ordenanzas, debían trabajar estrechamente y al unísono, para favorecer a la firma que todo el mundo creía estaba bañada por unos aires de bonanza. 

Braun, pensaba que con el nuevo ejecutivo, todo cambiaria y sería el punto de partida que habían soñado antes del cambio y que tenían previsto diera un vuelco de: limpieza, gestión, honradez es lo que necesitaba aquella explotación.

Por motivos de expansión de nuevas metas, de abrirse más a la ultima realidad, para mirar de aumentar las ventas y atraer a nuevos clientes, sobre todo, atracción a nuevas generaciones que aportasen la sabia necesaria. Todo conducido por el buen hacer de una posible junta que supiese conseguirlo.  

¿Quién podía imaginar que aquella reelección había estado manipulada?  Desde dentro, por el interesado y nuevo mandatario, Dimas Constanza. Colocando a las piezas más importantes de la junta a dedo, gentes inherentes a él, sin el mínimo recato y despreciando a todos los componentes del consejo, tratando a todos ellos como si fuesen tontos. 

Colocando en los puestos más directos de las decisiones a personas de la confianza de Dimas, nombrándole a su vez, ellos mismos, como nuevo Manager General.

Hombre dirigido en la sombra, por alguien que desde muy arriba, se escondía y gobernaba de forma dictatorial, ayudándose del inexperto Dimas, que en algún caso inclusive y bajo cuerda, solicitaba el amparo de familiares, que carecían de idea del producto que se debía manipular, y les importaba un bledo, la buena marcha de la sociedad. 

 Dimas, ya como Presidente de la Corporación, había urdido la trama de la terna a su antojo, poniendo cerca de él, a su directora de campaña, que además se follaba por ser su amante y que ésta no le dejaba ni respirar, ni pensar, ni sentirse feliz. 

Iba con Dimas a cualquier reunión que fuera de importancia, ya que su jefe no sabía pensar solo, ni resolver en condiciones y si decidía sin el consentimiento de Berna, podía tener problemas de estrategia muy serios, tanto que en alguna ocasión se habían desmontando las reuniones que fuesen necesarias, para invalidar, los decretos que afectasen al capricho de aquella mujer oscura, que bajo cuerda amenazaba los destinos de la firma, con alevosía e ilegalidad.  

Berna, era una mujer engreída, con mucha falta de apresto y de cultura, sin  conocimientos ilustrados, y con grandes pretensiones de artista, muy absorbente y sin cintura para ver las situaciones del mercado, sin saber rodearse de gente que preparada, podían dar soluciones. Ella creía que todo el que le pudiera hacer sombra, tanto a ella como a su presidente, debía desterrarlo y dejarlo fuera de toda competencia. Lo cual hacía que muchos de los valores reales que había tenido aquella firma, se marchasen dejando el concurso vacío, sin posibilidad de continuación. Intentando sobresalir ellos dos, que eran los más incapacitados del grupo.

En su tiempo había sido una empresa competente, que llamaba la atención en toda la zona, por la diversidad de productos que poseía, de los pingues beneficios que aportaba a sus consejeros y accionistas y por la fama que consiguió en aquella zona.  

La entidad, esperaba efectos en poco tiempo, dada las ganas que se le veía al nuevo mandatario, de gobernar los destinos de aquel negocio. Nunca llegaron aquellos resultados. Hubieran sido destacables, si se hubiese dejado rodear por gente inteligente que a la vez hubieran ido al éxito rotundo.

Gente que les asistían cercanos a la junta, aquellos que no habían sido elegidos a dedo, y que eran los que verdaderamente conocían el paño y hubiesen desvinculado a Berna, de los destinos del compromiso.

La voz cantante de aquel conjunto, que tenia a Don Dimas Constanza, el jefe de la agrupación metido en un puño y puteaba a su antojo, a pesar de cuidar las formas y no hacerlo en público. 

El resto de dirigentes, acataban lo que les presentaba la Presidencia, sin rechistar, esperando que aquella representación vulgar se les viniera abajo, y se acabara todo aquel mal sueño.

Teneduría de libros amañados, estados de cuenta poco creíbles, minutas de consumición de gastos por propaganda engordados, gastos que no procedían a la empresa sin justificar, facturas inexistentes en el libro contable, malversación de fondos, anotaciones y facturación de publicidad escondidas.  

Braun, no había querido pertenecer a la cúpula de mando, al office de gestión, a la junta directiva, porque se imaginaba lo que sucedía y además el lío venía de anteriores mandatos, con diferentes accionistas y podía meterse en un campo de Agramante sin buscarlo.

Era un consejero que hacía las veces de escucha y de notario de las acciones sin pretender mediar en el negocio, pero si veía que los asuntos serios, no iban por el camino de la legalidad.

Había llegado Braun, de un viaje de placer y su Presidente le había dicho por teléfono que debían reunirse con urgencia puesto que había unos detalles que no les parecían decorosos por parte de un nuevo compromisario, que a partir de unas fechas llevaría una nueva sección dentro del entramado de la firma. 

Este compromisario, venia de una empresa activa, que funcionaba de forma excelente, pero que llegado el término de su contrato, no le fue renovado, teniendo intereses particulares y buscando lugar y forma, recaló dentro del negocio de Dimas Constanza, como responsable del envasado del producto final. 

Lizardi, era un competente manager, que sabía de los negocios y que tenia olfato para los buenos acuerdos, gozando de una fama, espectacular por parte de sus congregados, pero también las envidias habían dado su campanazo, y contaba además con números detractores, aquellos que le teñían de envidia por el éxito que había cosechado en su cargo anterior, y que no pudieron mancharlo con unos escándalos y deficiencias dinerarias que no venían a cuento de su perfecta gestión al frente de la que en un día fue su empresa delegada.

Los comentarios y las discrepancias venían por su tarea, las advertencias de aquellos que no saben de qué hablan, pero que por el mero hecho de hacer daño, dejan caer mentiras como puñales que sin dudar trataban de dañar al sujeto.  

 Braun, entró por las puertas de las oficinas y ya le esperaban en la sala de juntas Don Dimas y Berna, como dos corderillos, que no tienen pecado antes de ser degollados, pero cargados de instrucciones para contar con el apoyo de Braun, para poner en la puta calle a Lizardi, por el simple hecho de ir en boca de unos impresentables chismorreos. Que alguien cercano a ellos_ algún chivato de los muchos que existen_, les había dado una información que no podían contrastar pero, que sin más;  valía, para despedirle de forma inmediata.

Los datos que aportaban eran poco precisos y además precarios. Sin base alguna, sin contraste, sin realidad, como si se tratara de un capricho de Berna. 

Sin más, querían poner en la calle, a Lizardi, sin motivo y necesitaban que alguien les diera un poco de veneno, de ese que ellos gastaban para desarrollar una destitución del todo ilícita. Alguien a quien pudieran echar las culpas del despido, para ellos como siempre, intentar quedar cubiertos. 

Una vez, dejaron ir su dialecto ponzoñoso, queriendo convencer e impresionar dando pocas citas verosímiles, el Presidente Dimas y su acompañante de negociado, tras haber divagado con razones inauditas, como para hacer dudar a Braun, éste preguntó__ ¿Quién te ha dicho semejantes mentiras?

_ No puedo decírtelo_ dijo Dimas, pero es persona importante, que no podemos descubrir.

_ ¡Ah ya empezamos con los ocultos! O sea, que me dais una información que os regalan, sin contrastar, pero no podéis descubrir al chivato. He de creer lo que os cuenta el soplón y a vosotros, sin preguntar más y despedir a Lizardi. ¡Muy bien os ha de caer este tipo!

¿Dónde está el problema?, para nuestra empresa que no llego a comprender_. Siguió preguntando Braun a los amantes.

_ Dicen que se ha llevado la pasta del negocio anterior y la ha malversado en paraísos fiscales. Que los ha dejado con las arcas vacías_. Añadió Berna, tomando un trago del café con leche, que se había preparado.

_ ¿Pero, qué problema tienen?, que no hallo_ siguió cavilando Braun, con una leve sonrisa en su boca. Como que de buenas a primeras, pensáis así, cuando le disteis el semáforo verde y la total confianza.

_ ¡No sé!_ argumento el Presidente_. ¡Que no me fio de él!  Y este negocio nos ha costado mucho ponerlo donde esta para que ahora se desbarate.

_  ¿Os ha costado a vosotros?, ponerlo ahí, ¿vosotros? _ volvió a interrogar con sorna Braun, tras el espectáculo que montaban aquellos dos engreídos_. Si no me das otras excusas, pensaré que se os ha ocurrido a los dos. ¡Mejor dicho a Berna!, que es la que destroza la buena marcha de la sociedad, que la soportamos por ti, por no dejarte con el culo al aire y que todo esto se vaya a la mierda_, acabó enfurecido Braun, al descifrarle aquella serie de alegatos, continuando su charla, poniéndose en pie_. ¡Estáis locos, o es que pretendéis quedaros solos!  Llevando la marcha de todo el complejo, haciendo lo que os venga en ganas y mandando erradamente, que además; es lo que mal sabéis hacer.

_ ¡Nada más!_ dijo Dimas, mirando de reojo la cara de Berna_, veremos que nos dice Lizardi, cuando le presentemos las quejas y si no quedamos satisfechos le daremos puerta.

_ ¿Qué dice a que, preguntas?  ¿Cuáles son las quejas?  Se mofará de ti, ¿No lo ves? que no tienes argumento y no se aguanta por su propio pié_ Lanzó como un resorte Braun_, no te das cuenta, que te maneja esta señora que está a tu lado, como un monigote de feria y encima le tienes miedo_. Iba a saltar Berna, cuando Dimas, la frenó y continuó argumentando.

_  Dicen que le pasó algo, antes de llegar con nosotros_ Dimas, muy nervioso quiso matizar_. Que algún negocio se perdió por su culpa y no lo ha contado, y en cuanto a lo referente a su vida privada, parece que se folla a la abogada del gabinete y se ocultan de todos, para evitar que los vean.

_ ¿No te tiras tú a Berna? y nadie es capaz de decirte nada a la cara.

Le tienes miedo a Lizardi, ¿verdad? ¿Crees que te va a pisar tu puesto? ¿Qué dejarás de ser el protagonista de todo? _,  asumió Braun, más tranquilo al ver que no había nada que hacer con un presidente tan memo.

 

                                                          @        @

 

Todos los empleados de la Sociedad están en el paro, aquella junta directiva, los válidos, los que realmente pueden por conocimientos, trabajan por su cuenta en un gabinete de exteriores, Berna recorre las calles destrozada de la vida y dando pena a diestro y siniestro y el gran hombre, aquel que no se quería morir sin ser Presidente de la Empresa, tuvo el honor de cerrar la compañía, llena de deudas, de cargos que ahora purga en la prisión del condado.

 

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo, has dibujado la realidad. También a nosotros nos ocurrió, tener que aguantar a una persona que no tenía valia, como Presidente de la Organización y al final... Todo quedó en lo que podía haber sido y no fue.
AA.MM.Claras

Publicar un comentario