Desde la ventana
miro,
como pasan mis recuerdos
ofendidos.
No los puedo
detener a todos,
ni siquiera los
distingo.
Siento como me
abandonan las fuerzas
bravas que tenia
antaño,
es quizás el
entre acto,
o el no querer
entrar en desengaños.
Tengo la necesidad
de dormir,
de sentirme
arropado entre tus halos
y no herirme a mí
mismo,
con decepciones
y hábitos.
Fuerza no tengo
para frenar los años,
quizás se
escapan porque no los engaño,
el devenir de la
felicidad,
los hace rápidos
y el dejarlos escapar
me pone malo.
Desde ese
mirador observo
como pasó mi
vida a lo largo,
porque de ancho,
no la reconozco
es mucho trabajo
y arduo
Cuantas cosas,
desacertadas
muchas,
corregiría ahora
para sosegarme algo.
Cambiando órdenes,
oyendo al cauto,
siendo más
sensato, más humano.
De otros modos y
con mejor trato,
con humildad, con
deseos claros.
Sin hacer daño,
sin ser diablo
lo mismo si me
dejaran, sería un fiasco
porque a veces,
ni sabemos,
ni queremos
cambiarlo.
Desde mi ventana
comprendo,
como fueron
aquellos actos
que por desidia
deje pasar,
por cobardía y
falta de tacto.
Ahora, arrepentido, lo veo claro,
las añoro y
deploro.
Por eso me
engaño.
Si no lo
hiciera, me harían daño.
Desde los
cristales turbios de la ventana
echo un vistazo,
a vuela pluma
comprendo,
soy un extraño.
Conmigo mismo,
contigo y sin ti, solo me siento,
solo me apaño.
Desde ese
mirador observo
como pasó mi
vida a lo largo,
porque de ancho,
no la reconozco
es mucho trabajo
y arduo
Darme pena es lo
más sencillo,
mas no quiero,
lo rechazo.
Excusarme como
individuo
es lo fácil, es
un pacto.
De volver atrás,
igual sería alivio
no ostentaría
esos caprichos,
que trajeron
tempestades
razones que no
explicito,
pretendo purgar
lo equívoco
siendo yo mismo.
Quizás es un
error vigente,
verme desde esta
ventana ausente,
como regalé la
vida,
sin ruidos aparentes.
Por ello mi
pasado no se entiende.
Cuando no hay
remedio ni comprendes,
amargado y borracho
con mi soledad,
tú ya no
sientes,
tú ya no quieres,
tú ya no vienes.
Sollozando desde
esa ventana amplia
veo caminar mis
temores,
se hizo tarde
para corregir errores.
Sálvame de la
desgracia,
quizás la vida
me acobarda
y no sepa
admitir ciertos rumores.
Soy como soy y
no puedo
modificarme
aunque lo
pretenda,
sería un disfraz
de mi naturaleza.
Si me has de
perdonar,
hazlo sin que yo
lo sepa,
de otro modo
sería obligarte,
quizás no
comprendas,
como sufren los
hombres
que a ciencia
cierta
padecen y
lloran,
sin que les
vean.
Desde ese
mirador observo
como pasó mi
vida a lo largo,
porque de ancho,
no la reconozco
es mucho trabajo
y arduo
Tantas cosas
cambiaria,
antes de morir y
dejar la vida mía.
Como siempre
¡falta alegría!
Aquellas utopías
sobrantes,
con sus formas
elegantes.
Ni tú misma, entenderías.
Carezco de esplendor
natural,
¡Esa gracia! No tuve jamás.
Es un don que
nos viene desde atrás
predomina en el signo zodiacal.
No se decírtelo...
¡Te quiero!
Quizás no quiero
que lo sepas,
igual es mi capa
de franela
que permite
cuando estoy solo,
esconder esa rareza.
Que solo sé que
es tan cierta,
que te adoro,
que te extraño y
eso no tiene
espera.
2 comentarios:
Una bonita carta/poema de amor llena de melancolía que sale, una vez más, de esa cabeza tan bien estructurada y reproduce esas manos del artista que nos la regala a todos para el regocijo de nuestra alma.
Te agradece y abraza José.
Estas son de las lecturas que embellecen el alma y alegran la vida.
Un beso
Lili
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