Ese camino que ando
no lleva derecho al pueblo,
hace un giro completo
recorre tantos misterios,
casi da miedo abordarlo,
por si no regreso a tiempo.
Enlaza con otra vía
es carretera muy amplia,
más larga que la memoria
sinuoso su camino.
Desciende desde el molino
muriendo yermo en la manga.
Es una ruta viable,
trayecto tan infrecuente.
Atajo y sendero unido
hacia el cielo practicable.
Destino irremediable.
Esta senda no fue escrita,
no se refleja en el mapa,
anónima es por algo.
Es un barbecho distinto,
dibujado en la nada.
Nadie conoce el comienzo
todos preguntan el sitio,
es una ruta escondida
ninguno quiere pasarla,
es una senda hechizada.
Su término esta en el cielo,
detrás de los hemisferios
no podemos alcanzarlo.
Es espejismo divino
no deseo averiguarlo.
En la noche de mi sueño,
dormido sin el menor empeño
vi un camino muy desierto,
me invitaba a recorrerlo
No imaginaba por cierto
quien me invitaba tan serio
a pasear por la orilla,
del camino tan escueto.
Mostraba su persuasión
semejante invitación,
para emprender el camino.
Mas lleva cuidado amigo
que si llegas al lugar
imposible regresar
sin que tengas que sufrirlo.
Dormido y sin fruición,
sin fuerza y con desamparo
el que invitaba no es otro
que aquel arcángel malvado,
que tras engaños quería
romper la fe que tenia
y dejarme así; en pecado.
Desnudo y desbalazado
ante la esperanza perdida,
que no tuve retenida,
durante aquel sueño pesado.
No fue un deleite mi sueño,
algo mi mente atraía,
quizás eran avisos turbios,
o algo que se cernía.
Por si acaso,
aquí lo expreso,
lo dejo anotado y fresco,
caso que la noche savia
quiera jugar conmigo,
me enrede en la despedida
camine por senda divina
y no encuentre mi regreso.
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