Don Mendo: ve televisión, alternando cuatro
programas a la vez, haciendo un zapping especial, intenta distraer el morbo que
aún le queda a pesar de la edad. Sigue teniendo sueños eróticos de primavera.
Imagina lo que “pudo haber sido y no
fue” A su cabeza le vienen historias
que jamás vivió, pero que igual las había descubierto en el cine y las hizo
suyas. Otras fantasías, se las explicaron hace muchos años los compañeros de
oficina o, las pudo leer en esos libros de aventura, en novelas y tebeos; quizás;
las soñó con su particular agrado de “Especial Crack”.
La imaginaria de Mendo es tan amplia que todos
apuestan por sus anécdotas y curiosidades, escuchándole siempre con una gran
sonrisa en los labios. Cuando los domingos se sienta en el tercer banco de la
iglesia del centro y canta aquellos salmos religiosos, se enorgullece de su
persona y airea su voz entonando bastante bien, haciendo participar con su tributo
a todos los indecisos que le rodean y le admiran.
Cuando está acomodado, ya con su bata de lana
y sus babuchas acolchadas, no tiene problema por el contenido del programa de
televisión que sintoniza, ni disimula con la familia que pueda rodearle. Es un
tipo atrevido y sin exclusiones, aunque le puedan criticar o categorizar de “viejo
verde”
Procura en su recorrido de zapping por las
miles de emisoras a las que tiene opción, no ofender a los que le acompañan, al
entrar en unos de esos programas de los llamados verdes o “X” (equis), salir
con elegancia del mismo sin llamar demasiado la atención, por ello, gestiona
ver esos telefilms a solas y a altas horas de la noche, cuando nadie le
acompaña en su cruce virtual por los canales mundanos, en busca de emociones
fuertes y voluptuosas.
Asegura categórico que más de cuatro emisiones
o programas de televisión a la vez, no logra disfrutar, ¡hasta
cuatro! Sin embargo, a todas pretende
entender el argumento. ¿Realmente que busca?
¿Que ansía? ¿Que echa en falta?
¿Que desea o sueña? Es acaso un cóctel
de sueños inacabados o jamás comenzados los que ahora le llevan a semejante
ilusión. ¿Son sueños de maduro impulsivo, creativo y belicoso? Entre todo el
surtido de programación es lo que le pone tibio y ¿encanta ver a Don Mendo?
Cuando llegan los anuncios de un canal pasa al
otro, cada cierto lapsus de su particular tiempo, juega con el mando a
distancia del televisor y así de una sola estadía intenta ver y comprender todo
lo que se emite frente a su butaca, disfrutando de todo lo que le da a entender
la vida, el minuto y su apetencia.
Después, las historias, charlas, películas y
consejos, los cuenta a su manera. Hace un guirlache, un batiburrillo con todo
lo que ha visto y lo propaga a los que les escuchan. Es una forma de expandir
una vivencia, es su recurso asistido. Nadie ha visto jamás lo que Mendo cuenta,
porque es un revuelto de imágenes, palabras, ideas, anhelos y deseos que en la
realidad no han sido emitidos en esa forma por emisora alguna. Constituye un
episodio, con parte de todo lo que puede ver y comprender, imaginar y describe flashes de cuantos asuntos le
quedan en su memoria.
En la emisora Sexy bond:
pasan un film titulado: El suspiro de un
Camión. Canal para Adultos; la cinta es fuerte, de sexo teatral, donde la actriz
principal enamorada del camionero protagonista hace un alarde de movimientos
sensuales que derivan a que Federichi, _ entrado en años y conductor de una
camioneta de reparto de pollos asados_, atienda las progresiones lujuriosas y apetitos
de su rubia amiga. Rímini, que está bailando una especie de lambada
aflamencada, con exagerados movimientos ancestrales, enlatados y
espectaculares, de caderas plexo petrales, a la vez que peinaba sus cabellos
con un tenedor de helados y mientras comenzaba a desabrochar sus exiguas vestiduras,
suavemente y al descuido con cuidado, disminuirle los taparrabos al artista
principal, el conductor del furgón, un artista atlético de cuerpo “musculitos” cercano a los setenta años que se peina estilo
Marlon Blande. Un “abuelizado” saltimbanqui y equilibrista._ Entiéndase por “abuelizado”,
a un personaje añoso que protagoniza acciones de hombre potente y seductor con
las mujeres de entre cuarenta y cincuenta y cinco años._ Mendo cerró los ojos
por un instante y creyó estar en su pellejo, se vio por unos segundos bailando
la rumbita flamenquil, con esa rubia de postín. Que en ese instante había
dejado en “colitates” al camionero,
que guardaba sus vergüenzas tras una bolsa de palomitas fritas, no demasiado
grande.
¡Cambio de programa!
Antes de que le pillen en semejante
espectáculo, se abre la puerta del salón y
¡Ojo que entra la yaya! Cambia de
canal; pasa del dial 69, la llamada emisora del “sexy bond” al “Tele Trinco”.
Que finalizaba en aquel instante un
debate de los astronautas que fueron a
la luna en el año 1969, donde plantaron la bandera, que ahora ya, es historia y
ellos son unos auténticos héroes, donde vayan les hacen homenajes y
recibimientos propios de embajadores dilectos. Ese programa de la cadena Tele
Trinco, toca cada semana una historia diferente, de hecho el programa se
titula: “Dónde la hinco”
_ ¿Qué estás viendo? Preguntó la abuela, recién llegada de la
cocina._ ¡Nada! Busco algo que nos
guste, _ respondió Mendo, el esposo, mientras seguía intentando encontrar
película, o entretenimiento adecuado.
El nuevo debate de “Dónde la hinco” trataba
del ascenso a la montaña más alta de la tierra, otros héroes que hincaron otra
bandera, en la cima del sombrero del mundo, a más de ocho mil metros y en un
ascenso sin oxigeno, noticia que dio la vuelta al mundo en su tiempo, por su
espectacularidad. Un doctor decía “el pro” y contras del ascenso y que lo que
quedaba de aquello era, el enclave de la bandera, que muy pronto, _ refería_
desde el Google Earth se divisaría.
_ ¿Esto estás viendo? _ Interrogó la esposa,
con cara de incredulidad, conociendo de las aficiones del esposo, cada cuatro o
cinco minutos, hacer el cambio de canal, como aquel, que no quiere la cosa.
_ Aquí me había quedado ahora. Quería tomar el
pulso de la conversación._ Dijo Mendo a su señora esposa, mirándola por encima
de las gafitas bifocales.
_ ¡No te creo!
Que estés interesado por las nieves perpetuas, ¡Menudo padecimiento!
¡Anda, quita eso! Que ya nos llegará, estar
a la intemperie y sin llamarlo. ¡Pareces bobo! Si no lo veo, no lo creo, lo que estás viendo.
No me dirás que con tanta cadena para sintonizar, nos vamos a poner nerviosos
con las nieves, las incertidumbres de frío y las barbaridades varias, que pasan
estos buscadores de lo que no tienen.
¡Cambio de programa!
Un nuevo cambio de emisión, pasa al canal “Top”,
donde está un prestigioso cocinero intentando hacer un par de huevos fritos con
chorizo. El “guisandero” comentaba que el aceite ha de estar hirviendo antes de
esclafar los huevos contra la sartén, que el tiempo no tiene que ir más allá de
los dos minutos para conservar todos los recursos del alimento. Aquellos
nutrientes se salían del plato, la cocción perfecta y el suculento plato
preparado, que iba a ser devorado por los comensales que estaban en el estudio.
Invitados tres señoritas delgadas como hilos, por no tener no tenían ni culito.
¡Eso sí! Tetitas, si tenían, aunque
fuesen de ferretería, o mejor dicho de silicona, pero marcaban pectorales
diferenciándose la derecha de la izquierda. Parecía ser el mismo cirujano
plástico, las había operado, por
repetición de pechos homologados.
Dicen los nutricionistas y estudiosos del
esqueleto humano, que en el cuerpo tenemos órganos iguales y que ninguno tiene
el mismo tamaño, grosor, color y textura. Quedaba explicado de forma fehaciente
que la teta izquierda de las señoritas era algo más erizada que la derecha, estará
más salida por estar ocupando el mismo espacio frontal que el corazón. Éste en
su tic…taca, las levantaba de forma descarada.
_ ¡Umm!..
¡Qué bueno! ¿Verdad? ¡No te comerías un huevo!
…María
_ ¿Ahora? Comerme un huevo, ¡Que dices! Son
las doce de la noche ¡Estás loco!
Quieres que después tenga que llamar a la ambulancia para que te lleve
al hospital de urgencias, por otro ataque de colesterol, o de glucosa alto. Si
es que no te vas “patas abajo” en otra
ofensiva, de tus esfínteres flojos y te vuelven las cagarrinas
marineras. ¿Tú te escuchas, cuando
hablas?
_ ¡Mujer! ¡A veces parezco loco! no es que lo
vayamos a comer, pero si me viene de gusto, sabes que el ingenio especulativo
es lo que nos hace imaginar sin pasar a la acción. ¡Ay de los sueños! Si no
existieran, que sería de los que como yo, vivimos de ellos.
¡Cambio de programa!
La estación televisora “Corazón
Truncado”, es el canal de los enamorados, era el momento del desenlace del drama
novelesco, donde Antonieta, muchacha joven, atractiva, compasiva con todo el
mundo. Ella, la protagonista, ha tenido una vida muy cruel, con problemas de
identidad, fue abandonada en las puertas de un hospicio y se ha criado sin
apego, sin cariño. Por lo que en el capítulo de la semana, estaba cometiendo un atraco a mano armada en
una heladería. El dependiente, que es un joven, agraciado, que además está
totalmente enamorado de ella, quiere disuadirla del hecho y trata de explicarle
cuáles son sus sentimientos. Antonia, es una mujer alta, con unas piernas
longas como las vías del tranvía del deseo, unas caderas amplísimas, con dos
tiempos marcados, el va y el viene, morena de azabache oscuro, ojos de asesina
del aburrimiento, con una pasión amatoria fuera de los corchetes de la convicción
vecinal, orejas de medio giro, nariz chatita y respingona. Labios de gajo de
mandarina y dientes de esquirlas de diamante. Los brazos poderosos, han tenido
que ganarse la vida desde la juventud más temprana, cintura de botella de cava
catalán, con etiqueta roja de prohibido bebérsela.
Tocaba, ya los minutos de expansión, habían
llegado al límite y Mendo, quería, necesitaba cambiar de cadena. Le costaba,
porque parecía que María se había quedado prendada del dependiente de la
heladería que marcaba dos bíceps en los brazos propios de Rocky Balboa, o de “Chochonegre”.
Arnold Schwarzenegger, el célebre actor de aventuras y conocido político
americano.
_ ¡Lo siento!
Dijo Mendo y…
¡Cambio de programa!
_ ¡Anda, vamos a dormir! Alegó María, ¡No hacen nada que valga la
pena! Es una bobada perder el sueño
frente al televisor.
_ Ve tú._ Dijo el viejito, yo te alcanzo.
_ ¡Nada de eso! ¡Vamos a la cama! Que después me despiertas y no acabo de
conciliar el sueño.
Tras hacer repaso por todo el panorama de la
programación televisiva, Mendo decide irse a dormir, hacer caso a su esposa y
ayudarla a ponerse la crema nutritiva en la frente y proponerle alguna aventura
exótica, propia de los asaltantes de la diligencia del Far West Almeriense. Quedaron
como dos angelitos, durmiendo, hasta que como cada noche, hacen turnos para
levantarse y vaciar las vejigas respectivas.
Al día siguiente, Mendo tenía fisioterapeuta
en el centro, gran oportunidad de salirse un poco de madre, más bien de madre esposa.
Estar unas horas sin el influjo de la luna de María y decir y presumir, de todo
aquello, que le viniera en gana. A parte de poderse mirar a las señoras ya
cincuentonas, en bañador, que van al mismo recinto a practicar natación en
persecución de erradicar la artrosis y la hinchazón que dan los kilos. Son los
amigos de siempre, los de toda la vida, los que siguen imaginando que sus
edades, no han modificado calendario, los que aún creen que, de un salto hacen canasta en la portería de “lo que necesitas es amor” aquellos, que como mínimo toman cinco
pastillas recién levantados y para cosa que han de emprender han de tomar otra
del color que corresponda. Sin contar con la clásica del “dime cuando…”, que esa aún y tragándola han de esperar cierto
milagro muscular y tener concentrado mucho deseo fisiológico.
_ Mendo, ¿Viste televisión anoche? _ preguntó
Jeremías, un amigo de la infancia y de su quinta. Esperando una conclusión de
su amigo y poder soñar con algo irritante.
_ ¡Va…! _ Poca
cosa, pero si pude tragarme los cuatro programas más vistos de la share y
disfrutarlos a tope, hasta que llegó María. Ya sabes, la pobre, con sus
achaques, ya no tiene paciencia para nada y al poco me hizo acompañarla a la
cama._ Sentenció agradablemente Mendo.
_ ¡Anda! ¡Invitarte a la cama! _ Menuda
oportunidad, para volverte loco, ¿Cuánto hacía que no te proponía semejante
acción? _ Asombrado, interrogaba Jeremías, esperando una amplia contestación
por parte de su amigo, mientras se sumaron, Nicasio y Bartolo, compañeros de
paseos, de partidas de julepe y confesionario.
_ A la paz de Dios, ¡Señores! ¿Llegamos al
loro para enterarnos de las ultimas batallas de Mendo?_ dijo Bartolo, uno de
los recién llegados.
_ Eso decía Mendo, que María, anoche le obligó
a ir a la cama, y estaba a punto de contestar cuando habéis llegado._ Volvió a
relatar Jeremías
_ Pues ándele, ándele, don Mendo, que somos
todo orejas, en cosa tan sensual y grande, déjenos disfrutar del comentario,
sensato y sagaz habitual en su cháchara._ apuntó esta vez Nicasio.
_ No sean ustedes, tan desabrochados, que la
cosa no iba por los derroteros, por los que ustedes quieren llevarlos. María,
es una dama que solicitaba y requería
que le ayudara a estirar la crema reparadora y reconstituyente por sus
facciones. Parece mentira que tengan esas mentes tan calenturientas y
abrasadoras, otras cosas son las que competen y como es normal, quiero
explicarles. A no ser que deseen ustedes que volvamos de nuevo a comentar sobre
la clase política, sus sueldos, sus veleidades y la ya tan manida crisis
monetaria._ explico Mendo a los
acompañantes.
_ No me diga Don Mendo, _ refutó Bartolo._ que
además de repasar todos los periódicos nacionales, revisar todas las revistas
del corazón en la peluquería del centro, mientras le arreglaban el cabello, hizo
también el recorrido por las diferentes cadenas televisoras.
_ Ya sabéis, que tengo esa debilidad, es
superior a mí y además con ese don que Dios me otorgó de poder atender a la vez
tanta programación, me empapo de todo cuanto sucede.
_ Es una suerte, esa que mencionas. En casa la
familia, me somete, viendo cada noche lo que a ellos, se les antoja. Ahora es la moda, de ver esos cotilleos
mundanos y no hay quien les saque de ese martirio_. Asentó nuevamente Jeremías
_, incitando a su amigo a que prosiguiera, dando somera explicación.
_ ¡Ande usted tío Mendo! ¡Suerte cojonuda!_,
apuntaba Nicasio_, como dice Jeremías, por la noche debo ver si me apetece, lo
que mi esposa considera, en caso contrario me retiro a dormir y escuchar algo
la radio hasta que me quedo frito. Ayer, le dio por seguir un programa médico y
al final tuve que dejarla sola, con tanta sangre y tanto estiramiento de
pieles. ¡En fin! que la dejé sola.
_ ¡Venga ya! Mendo, cuenta que viste tan interesante,
no nos vayas a dejar con la miel en los labios. ¡Anda ya! no te hagas de
rogar_. Sentenció incitándole a que hablara Bartolo, que lo tenía ya a su
izquierda, con la intención de no perderse ni una coma del relato.
Mendo, sencillo y normal comenzó con su
particular visión de lo visionado, no sin antes arreglarse el cuello de su
camisa, aflojándolo para que fluyera mejor el aire por entre el cuello y su
pectoral._ la verdad, que comencé viendo “El suspiro de un camión” un telefilm
de la cadena Sexy Bond, me acomodé en la butaca creyendo que sería una fantasía
de carretera. ¡Ya sabéis! Un rollo
macareno de esos de persecución de malhechores_. Forjó un alto en el
planteamiento y miró a sus amigos que ya boquiabiertos, sentían como si
estuvieran viviendo la narración_. De
pronto, salió una rubia despampanante, con un cabello largo que le llegaba por
encima de las nalgas ¡Que cosita! Comenzó a bailar de una forma peculiar, como
queriendo engatusar al chofer, que llevaba el camión cargado de pollos para la
crianza, un revoloteo de plumas, y mientras va la niña y se pone a bailar. El
tipo, no creáis, sería de mi edad. Un poco más calvo pero va…, se puso con el
bailongo también, muy apretado a ella, con una rumbita que los pies se iban
solos, y los ojos saltaban de las cuencas sin perderse vista, por la música y
por las curvas. ¡Vamos que me vi en el cotarro!
Ya os he comentado en muchas ocasiones, que yo hace años bailaba muy
bien.
¡Se movía la tía como Dios! Le provocaba
peinándose con un tenedor de cocina, de esos con los garfios tan anchos, de forma espectacular el aceite bajaba por
sus piernas y subía el tenedor con unos meneos mostrosos y te ponía la piel peor
que la de los gallos allí encerrados. Como sufrían aquellas gallinas, esos pobres
pollos que se animaron al ver aquel festival y asustados no dejaban de piar. La
rubia, no tenía bastante con la lambada y las coplas, que dejó al camionero más
desnudo que un recién duchado, tanto es así que tuvo que taparse los bultos y
las vergüenzas dentro de una bolsa de plástico, de esas de palomitas.
Allí se jodió todo, entró mi mujer y tuve que
pegar el cambiazo a Tele Trinco.
_ ¡Para...! ¡Alto! No nos irás a dejar así de
esas guisas_, dijo Bartolo, exaltado y sudando por debajo del peluquín, mientras
los demás con los ojillos cerrados escuchaban aquella historia encantados.
_ ¡Cómo quieres que te deje! Pues como me
quedé yo, sin saber cómo acababa el baile_. ¡Hay que joderse tu mujer! También se podía haber retrasado algo más,
¡Vamos digo yo! _ habló Nicanor, lamentándose del hecho_. Dejarlo que siga, no
le interrumpáis que como le entre aquella tos tan fea que le coge a veces, ya
la hemos cagado con la historia, _ sentenció Jeremías dándole ánimos a Mendo
para proseguir.
_ En Tele Trinco, unos montañeros, trataban de
clavar una bandera en lo alto de un monte, el más alto del mundo. Como
queriendo ser los artífices y dejar allí la firma de la proeza. Según dijeron
ellos, más o menos, habían subido por casualidad, sin querer hacerlo, pero se
encontraron en el pie del monte y pensaron ya que estamos aquí: “vamos
p’arriba” Hay gente que no sabe cómo llamar la atención y hacen cosas raras.
Fijaos, dicen que ni se llevaron el oxigeno, que subieron a pelo. Eso sí; muy
abrigados. Se les veían los ojos con dificultad, tenías que fijarte mucho para
poder verlos. Después el doctor que presentaba el programa, me daba la razón a
mí._ Decía Mendo, volviendo a echar un vistazo a la parroquia que seguía en
trance escuchando_. Les criticaba por haber subido sin avisar, les pilló la
noche y allí les llegaron los problemas. Hasta María dijo: ¡Quita eso! Les
llamó ¡bobos! por estar a la intemperie y tan tranquilos, con una
irresponsabilidad manifiesta. Ir a las nieves sin que les llegue la hora,
parecía que buscaban lo que no tenían. Hizo el comentario que, cuando sea el
momento de ir de verdad, tendrán, alguna excusa para retrasar la partida.
_ ¿Se bajaron la bandera al volver? o la
dejaron clavada_. Preguntó Bartolo con mucha curiosidad y sin haberle gustado
demasiado el programa.
_ ¡Pues no lo sé! _ respondió Mendo, cambiamos
al Canal Top. Un cocinero afamado, friendo dos huevos, a unas señoritas espectaculares
y guapas que tenían unos pectorales muy raros_. ¿Cuándo dices pectorales te
refieres a sus tetas?_. Preguntó Jeremías muy interesado_. ¡Sí! a eso me
refiero! _, le respondió Mendo_, pues amplia eso que no lo pillamos ¿verdad? argumentó
Jeremías de nuevo, mirando a los demás, que estaban hechos de una pieza.
_ Sencillamente, el pecho izquierdo, era más
grande que el derecho, por eso decía que los tenían raros. El plato estaba para
chuparse los dedos. Hasta María me dijo: ¡Cómete un huevo! y le respondí que no
se hiciera la tonta, que ella sabía podía subirme el colesterol malo. Siguió
insistiendo ¡Anda tonto cómetelo! y disfruta una vez. Tuve que responderle, que
era muy tarde y a pesar de que insistía, no me convenció. Aquel plato quedó
divino y las señoras, comenzaron a mojar pan al huevo y a decir: ¡a este huevo le falta sal! Todos comenzaron a reír y se desternillaban
de risa. La más graciosa llamada Toñi, se manchó. Parte de la yema del segundo
huevo, le cayó dentro del corsé y para que más. El cocinero intento quitarle la
clara con la espumadera, al estar caliente le abrasó uno de los músculos el que
parecía tenía atrofiado y comenzó a erguirse aquello y a levantarse como si
fuese un montacargas. Aquello en vez de ser tetas más bien parecía fuesen dos
tentáculos de elefante. Las compañeras por camaradería intentaron sofocar aquel
sobreseimiento de la espumadera del cocinero y se lio la marimorena. Al ver que
aquello se envolvía cada vez más, cambié de emisora para que María no se
pusiese nerviosa, viendo tantos huevos, tantas flemas y tanto desparpajo.
_ ¡Quietos! que no entendí_. Dijo Nicasio_, en
mi pueblo, las damas tienen dos pechos iguales más o menos, pero ninguno se
levanta para arriba, dejando al compañero sentado y equilibrado. Esas tetas
serían de plástico, de esas que se implantan ahora las señoras; de “silicona” y
a lo mejor fermentó y comenzó a hincharse como un globo ¿Sería eso? _, dejó la
respuesta para que respondiera alguien. Nadie respondió. Todo lo contrario
Bartolo dijo: _ lo que no he llegado a entender es; lo de huevos, que hombre se presta a freírlos
sin más. Ese programa debe ser de tres “rombos”
por lo menos, aunque sea como dices tú, un gran cocinero y en vez de
meterme mano en el sujetador para quitarle las yemas ardientes, lo hace
ayudándose de una espumadera de sartén. Ese tío es raro, como yo te lo diga. ¿Qué
haces tú? _, dijo mirando a Jeremías con carácter de interrogatorio_. ¿Si ves a una mujer se le quema una teta por el
abrasamiento de un huevo?
_ Uso mis manos sin dudar, las meto en el
fuego, pero a ella le evito se abrase, ¡pobrecilla! _ Replicó Nicasio, dejando a Jeremías con la
palabra en la boca.
_ Sigue Mendo con los huevos fritos._ Impuso
su onda Bartolo, tratando de darle nuevamente la voz a Mendo.
_ ¡Nada! Cambiamos de emisora, fuimos a la de
Corazón Truncado_. Continuó aquel hombre con su explicación_. Estaban dando un
nuevo capítulo de la Huertana del Castillejo. Versado en una historia de una
huérfana, abandonada en la Casa Cuna de la ciudad, que tiene la pobre una vida
atropellada por las inclemencias del destino. Tanto ha padecido que en este
episodio intenta atracar a una heladería y el empleado del negocio, le insta a
que lo deje todo y se fugue con él que está muy enamorado de Antonieta.
Corazón
Truncado, es el canal de los enamorados, era el momento de máxima
audiencia, donde Antonieta, atractiva, compasiva con todo el mundo le da el sí
y un beso a Mikel el dependiente, cayendo tras el mostrador y rompiéndose el
frasquito de perfume corporal, dejando al aire ciertas partes que emocionaron a
los espectadores. Ellos atados a su destino, hacen una demostración de lo que
debe ser un beso de tendero, con una bonita muchacha atracadora arrepentida.
Ella, hace un papel que lo borda, es una actriz estupenda y emociona verla
trabajar sobre todo en escenas difíciles, sobre los mostradores o tras los
paquetes de pescado frito.
_ Resumiendo_. Dijo Nicasio, atraca la
heladería o se liga al nene dependiente. Lo digo porque, mi hija se llama
también Antonieta, no fue a atracar una heladería, fue a comprarse un cucurucho
de nata y se ligó al dependiente que se llama Miguel Rosal, lo lió de tal manera, que allí mismo se
rompió una costilla. Dice ella, que Miguel intentó besarla al descuido, cayeron
dentro de una de esas cámaras de hielo y se dieron un tozolón morrocotudo,
tanto que él tuvo que ir escayolado de sálvese la parte. Más de medio mes y ella como digo, no valía más
que para engullir helados de nata, con las costillas hechas pedazos. De ahí
estamos preparando rápidamente la boda. Ahora que me cuentas estas letrillas
tan ajustadas, parece que se trate de la historia de mi Antoñita. Lo digo por
si quieres seguir contando y me dices ya lo que me espera en los próximos días
y así no me llevo ninguna sorpresa.
_ Nicasio, no sé yo, si es la historia de tu
Antoñita, lo que si te cuento es que fueron las cuatro historias que pude ver
anoche en los veinte minutos que van desde las nueve y media a las diez menos
diez de la noche.
Fue entonces cuando entró la enfermera jefe a
la gran sala de reuniones del Psiquiátrico Complutense pasando lista a todos
los que estaban sentados en las largas mesas tras haber degustado su desayuno y
haber sido visitados por Don Jacobo Bochos, el gran médico especialista en psiquiatra,
sobre casos graves del Centro.
_ Atención que las visitas están esperando
fuera, y el que no se porte como mandan las leyes del centro se queda sin
visitas y sin recreo._ Alertó Gertrudis la enfermera recién entrada.
_ Bartolo, ha venido tu hija a verte, quiero
ver como tienes las orejas de limpias antes de que puedas recibir a tu familia.
_ Hizo un gesto a una de sus ayudantes para que fuese a repasar esos pabellones
auditivos de Bartolomé Grijalbo.
_ Jeremías Lamín, tu hermano Jonás está en la puerta, ¿Te
lavaste bien esas manos y te dejaste cortar las uñas en un tamaño decente?
También lo repasaremos antes de la visita.
_ Nicasio, ¿Estas por ahí? ¡Que no te
veo! ¡Ah sí ya te diviso! Bueno a ti nada, aflojarle_, hizo un gesto
para que otro auxiliar se le acercara_,
algo la camisa de fuerza y que pasen a verle sus familiares a su celda.
_ Aurelio Mendoza, tú no tienes visita, Sonsoles
tu esposa no ha venido aún, pero puedes salir si quieres al patio a tomar un
poco el sol y procura estar tranquilito y no contar batallitas a nadie, que
después sueñan por las noches y necesitan más tranquilizantes.
_ A ver todos juntos _. Instó Gertrudis a toda la Sala, con voz altisonante ¡Ave
María Purísima!
Contestaron absolutamente todos_. ¡Sin pecados
concebida!
1 comentarios:
Me alegran tus narraciosnes, por lo diversas y estimulantes. Sin contar con las poesías, que a veces me llevan a otros estratos. Sigue así te felicito
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