Al verte pude juzgar,
como te trata la vida.
Tu indolencia manifiesta,
distingue por las intrigas.
Nos quejamos de la suerte
cuando esta no se encuentra.
Es más fácil, lamentarse
que provocarla y que venga.
Por no exigir se hace esquiva
si no la tientas no viene,
al incitarla despierta
y se hace persuasiva.
Que te encuentre despejado
y en la cara una sonrisa.
Si cuando llega te escondes.
Se esfuma con muchas prisas
La placidez no es perenne,
según enseña la prosa,
en tus días de abandono
no eres dichoso, ni gozas
Has vivido sin trabajo,
comiste sin dar un palo,
te quejas de desgraciado.
Motivo injustificado
Elegiste ser cigarra ingenua,
en lugar de laboriosa hormiga.
Ahora con los años y fatigas
prefieres que no se diga
No te quejes que no debes,
no tienes crédito abierto.
Si hablas con desconcierto,
pronto se te llevara el cierzo
No interesan las verdades.
Huyes de remordimientos.
¿Sacudir memorias rancias?
Ya se pasó aquel tiempo.
Si pudieras regresar,
una treintena no más.
Sabiendo recuperar
lo que dejaste escapar.
Sin duda he de pensar
que en tus noches soñarás
con una oportunidad de,
Volver a recomenzar.
1 comentarios:
Muy hermosos estos versos, Emilio.
Amigo cuando dejas la pluma correr y te entusiasma, con nos dices verdades como templos y expresas con entusiasmo aquello que muchos no quieren ver y es muy sencillo, al menos tu así lo ves no se puede vivir del cuento y encima ir quejandose, que los demás se esfuercen que después yo lloraré sin consuelo.
Es así como no puede ir una familia, no te digo ya un país, en en cual hay una gran mayoría, que no quiere dar un sólo palo al agua.
Largo me lo fiáis Don Sancho, pues ancha es Castilla, no vale todo. Las disciplinas en el respeto, son básicos para convivir.
¿A quien se lo decimos?
Un gran abrazo para ti y toda la familia. Hasta pronto
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