Hace unos años se festejaba un "Encuentro con los vecinos y antiguos residentes del Barri de Sant Pere". Lo patrocinaba nuestro gran amigo y promotor del Evento Lluis Ortega i Amorós, que con su gran paciencia y su saber hacer, sufría las molestias de preparar año tras año el festejo y encuentro, añadir alguna diferencia a la edición del año anterior y dotarlo de toda la infraestructura en lo concerniente a diseño de placas conmemorativas, contactos con las autoridades del Ayuntamiento, planificación del menú para la Gran Cena en el Hotel El Castell, buscando motivos para hacerlo ameno, fácil y bonito. Fueron conmemoraciones muy celebradas y se hallaron los motivos y se encontraron a aquellas personas que por su trayectoria en el barrio, eran merecedoras de tales menciones, muchas de ellas a Título Póstumo. Reflejaban el recuerdo de todos aquellos años de escasez 1940 a 1970, que tuvimos que pasar y que tan fácil se olvidan cuando llegan "las vacas gordas en la economía".
Lluis; lo analizaba detalle a detalle, sin dejar absolutamente nada al azar, él mismo mantenia contacto con las entidades de la población para sacar patrocinio de dónde pudiese, haciendo más viable los costos y de esa forma, se pudiera casi sufragar los gastos de sostenimiento y representación. Algún voluntario cooperaba con él en momentos puntuales, para la colocación de todos los entresijos que llevaba la preparación del acontecimiento. Estamos citando lugares designados del barrio reales, que aún hoy existen. Lluis, solicitaba permisos y autorizaciones de personas y entidades para hacer oficial el acto y pudiesen acompañar a la Comitiva del festejo por la zona haciendo sonar las violas, flautas y tamborines, mientras todos en procesión disfrutabamos de la alegría de ver a las vecinas en sus ventanas y balcones, saludándonos y agasajando con sus presencias a todo el tropel y autoridades del Consistorio, como la Alcaldesa de aquel periodo Doña:Montserrat Gibert, y la Regidora de Cultura Elvira Camacho._en la foto__
Cuantos y diversos, vecinos fueron recordados con afecto, algunos de ellos la mayoría; ya no estaban con nosotros, sus familiares y sucesores recogían el presente otorgado y la cantidad ingente de cariño que todos les demostrábamos. Maestros de escuela, dependientas del colmado, modistillas, el carbonero, la tendera, profesionales, agricultores, amas de casa, personas que en el período más angustioso, se habían destacado sobre todo por dar aquello que buenamente podían sobre todo a los niños, a aquellos niños que en la actualidad son los veteranos, que con muy buen criterio, recuerdan sucesos y anecdotas que van transmitiendose de padres a hijos, de boca en boca unos a otros. Ahora que han pasado las décadas lo divisamos en pretérito y valga el recuerdo para escribirlo y dejarlo hecho mención. Los buenos actos, los favores y las dádivas de aquellos que quitándoselo de su haber, lo regalaban para mitigar la pena tan grande que se vivía en aquel período en el barrio. Aquellas celebraciones se hicieron mientras Lluis tuvo ilusión por llevarlas a cabo.
Quizás el tiempo que no perdona, los sin sabores de algunos con opiniones diferenciadas y las decepciones de otros que no valoraban ese esfuerzo, esas ganas y ese ímpetu, hicieron que aquello finalizara un dia del año 2004.
Aquellas ilusiones de reunirse una vez cada mes de mayo para la Fiesta Mayor, celebrando la misa en la parroquia de Sant Baldiri para abrazarnos todos en buena armonia y vernos un año más viejitos, pasear juntos por las autopistas de la dicha diciéndonos grandezas y exagerando en los mismos temas que hacíamos antes. En la noche y como colofón cenar todos como ministros en el Hotel El Castell, bailar hasta altas horas de la madrugada y en definitiva rememorar vivencias. Sin duda, todo tiene su final y nada dura para siempre y estas celebraciones quedaron en nostalgia; una de las que siempre perduraran en mi corazón y en mi mente. Por ello, quiero dedicarle mi admiración al que ahora se debería llevar esa canción, ese homenaje, ese respeto; nuestro gran amigo Lluis Ortega, por todo aquello que creó de la nada y que nos hizo vibrar a más de uno de emoción, con lágrimas, con la sensación que aún reteníamos la niñez, que todavía podíamos emocionarnos con detalles, con personas que algunas de ellas ya partieron hacia su destino definitivo.
El Barri de Sant Pere, siempre será aquel que acogió a sus gentes, venidas de los diferentes confines y orígenes, llegadas con aquella ilusión de vivir en paz en tiempos de escasez, esas personas que a fuerza de tratarlas y sentirlas influyeran en todos para que hicieran piña y hacernos un poco lo que somos. Supo educarnos en el trayecto de una vida, darnos aquel barniz que inyectó en nosotros y el ferviente respeto por las personas. Desde esta tribuna que es el vehículo que dispongo, quiero enviar un abrazo a todos los amigos, vecinos y personas que siguen en aquel bonito barrio, que le siguen dando vida en la actualidad y en especial a Lluis Ortega i Amoros, por haber sido uno de los eslavones más dinámicos y mejor dispuestos para abrazarnos todos en armonia y regalarnos esa lección de convivencia y de entendimiento.
1 comentarios:
Muchas gracias Emilio por este post del Barri de Sant Pere y el reconocimiento que en su momento (2.010) hiciste a les Trobades de Veins, organizadas por mi padre. Grandes momentos que no olvidaremos nunca.
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