Había sido
invitada por una casi amiga. Una conocida, hija de los señores que ella atendía
diariamente en el domicilio de estos. Era la asistente contratada por la que le
brindaba la invitación a pasar unos días de veraneo en su casita de la playa.
Kelly Sirgo,
era una experta enfermera, a la que Sophie Kapot, la dueña de aquel acomodo le
debía muchos favores, y pretendía comenzar a reconocerle los esfuerzos que
siempre había tenido con ella en sus largas ausencias. Brindándole la
posibilidad e pasar unos días de asueto en aquel pueblito costero donde Sophie
tenía en propiedad un departamento chiquito pero molón, situado muy cerca de
todos los servicios de Playa Sandía.
La señorita
kapot era una mujer atrevida que no se asustaba fácilmente por nada. Había
estado como corresponsal de guerra en medio mundo y el miedo era algo que no lo
contemplaba después de haber pasado y visto tantas tragedias en el frente.
El
reconocimiento que Sophie tenía por Kelly se debía al cuidado y amparo que
había tenido esta joven enfermera con sus padres mientras ella recorría el
globo detrás de mil batallas y de otros tantos líos.
Sintiéndose
confiada la periodista, en las muchas temporadas que estaba lejos de sus
padres. Sosegada. Con la tranquilidad absoluta en que Kelly, atendía a sus viejitos,
ya ancianos. No encontrándose de ninguna forma olvidados, ni solos en los
posibles momentos de necesidad.
La madre de
Sophie, Marilyn, padecía una enfermedad muy rara, que no habían de momento
podido catalogar.
Los
síntomas eran concretos y se presentaban de sopetón. De buenas a primeras se
quedaba en blanco y adoptaba una personalidad anómala, perdiendo la noción del
habla y del conocimiento. A parte de la situación donde se encontraba. Sin
llegar por el momento al desvanecimiento ni adoptar posturas de enajenación o
violencia. Se mantenía en pie y
raramente debía permanecer en la cama.
Hacía una
vida normalizada, dentro de su dolencia y en cuanto a la higiene, y al tránsito
de la evacuación de sus necesidades, los controlaba sin menoscabo.
En cuanto a
la nutrición, también tenía conductas uniformes. O se comía hasta los puños en
una sentada o permanecía sin sustento durante días. Dormía durante la noche las
horas acostumbradas sin levantarse demasiadas veces en la madrugada para ir al
servicio, y su tranquilidad y reposo, eran notables. El único de los peros… de esta anormalidad, es que dejaba de conocer
a las personas que le rodeaban de buenas a primeras y no sabía dónde se
encontraba. Por lo cual no podía estar sola, en ningún instante, sin compañía y
como norma.
El profesor
Stuart tenía sus constantes vitales muy en forma, aunque pretendía a menudo
pasar desapercibido y hacer que creyeran con bastante asiduidad, que no estaba psíquicamente
dentro de sus cabales. Stuart siempre había sido un desquiciante embaucador y
ahora ya con su edad, ensayaba no perder del todo aquella vitalidad y anhelo
que todavía le acompañaba. Estando muy al corriente de lo que le sucedía a
Marilyn, y sin dejar de hacer sus triquiñuelas a espaldas de cuidadores,
familia, amigos y demás conocidos.
Estaba entrenado. Lo había practicado toda su vida mientras fue uno de los espías afamados del entonces llamado telón de acero, y ahora quería seguir sintiéndose preciso escondiendo según que detalles. Mintiendo y disimulando. Aquel hombre había sido un científico de la Nato, que se jubiló sin hacer una declaración completa de una de las fórmulas que había desarrollado con su extinto compañero de fatigas el doctor Powertwo. Coadjutor destacado que junto al profesor Stuart Kapot desarrollaron. Sin acabar de concluir ni patentar, primero por la repentina muerte de Ciril Powertwo, y por la inesperada demencia súbita del profesor Kapot, de forma inesperada.
Con lo que Sophie
buscando solución para evitar la soledad de sus padres y quedaran sin atención,
encontró por mediación de una sociedad caritativa de amparo pro veteranos, que
estaba patrocinada por la agencia de noticias donde ella trabajaba.
Sucursal
que les envió a Kelly para que atendiera a los señores de kapot y Merkel.
La que
previamente pasó la admisión por parte de Sophie, antes de su contratación
definitiva. Al notar de forma sobresaliente que, con los cuidados de aquella
compañía femenina, ninguno de ellos iba a notar la ausencia de su hija.
Siendo
entonces ya la tercera temporada que la asistente señorita Kelly atendía y
quedaba al cuidado de Stuart y Marilyn.
Con lo que,
a pesar de no conocerse físicamente demasiado, y entre las dos jóvenes mujeres no
haber compartido una cercanía manifiesta, la amistad la devoción y el afecto, entre
Sophie y Kelly fue acrecentándose hasta el punto de llegar a tener confidencias
de importancia. Dado que día a día sus coloquios telefónicos se hacían más íntimos
al extenderse en el plano particular.
Enterándose
de los entresijos de sus vidas. Llegando a una familiaridad impensable, que
llegado aquel instante decidieron pasar unas fechas de asueto.
No sin
tomar la hija de Stuart medidas por si todo aquello obedeciera a una encerrona.
Detalles que le habían llegado desde la embajada de Islandia a la popular
reportera. Sobre amenazas en contra de Stuart kapot, para la consecución de algún
dato de supervivencia, que les podía sobrevenir de la forma más inaudita.
Sophie muy
puesta en detalles que a cualquiera se les podría pasar sin analizar preparó el
campo de batalla y fue la que mandó pertrechar su residencia estival con micros
y alarmas disimuladas.
Iban a
disfrutar las dos de unos días de libertad y de descanso, para aunar
divertimentos y favorecer aquella simpatía y aquella amistad que aumentaba cada
día que pasaba.
Se debían
encontrar en Playa Sandía, aquel sábado por la mañana, cuando previamente en la
jornada anterior, Sophie Kapot. Había llevado a Stuart y Merylin a las
instalaciones de la residencia de la asociacion de aquella firma de cuidados a
veteranos, para que los atendieran en aquellas fechas, sin el concurso de Kelly.
Pocos conocían
de aquel encuentro entre aquellas mujeres. Sin embargo, la asistente no había
informado a nadie de la residencia de veteranos, del encuentro que iba a tener
en playa Sandía con la hija de aquellos abuelos que en realidad eran sus
clientes desde hacía un trienio.
Tampoco sabía
Sophie que aquella enfermera pertenecía al servicio de espionaje de un país no
alineado y que además había sido ligue pasajero de su primer marido, intentando
acumular detalles de la familia de su ex. Todo planificado en una estrategia
analizada y muy bien diseñada por algunos responsables de la llamada Guerra
Fría.
En playa Sandía,
iba a tener la hija de Stuart, una sorpresa inimaginable por lo ingrata e
inesperada.
La ahora
señorita Sophie, dedicada en su profesión como corresponsal de guerra en mil
batallas, no llegó a intuir que probablemente los secretos que guardaba
receloso su padre, seguían siendo carnaza para los detractores de su país.
Stuart kapot
a pesar de haberle diagnosticado la enfermedad del olvido, algunos agentes del
contraespionaje pensaban que estaban a tiempo de sacarle la información que
atesoraba el viejo y no había manifestado en la hora del inicio y acceso a su
propia vía muerta.
Necesarios e
inaplazables para aquellos que habían analizado con el mínimo detalle y sin
llegar a tener prisa ni agobio, hasta ese instante.
Urgencias desatadas
de improviso ya que algunos países comenzaban a enfrentarse de forma
beligerante. En la avenida de las marismas de aquella urbanización
perteneciente a Playa Sandía, le esperaba la guapa y trapacera Kelly, que la
abrazó sin dar señales de lo que le esperaba. Se quedaron antes de ingresar en
el bohío de los kapot, en una heladería donde Kelly por señas indicó a aquellos
que la acompañaban de forma disimulada y sin el conocimiento de Sophie a
prepararse para actuar sin clemencia y conseguir en un plazo mínimo sus propósitos.
Entre arrumacos
falsos Kelly fue ingresando en una felicidad temporal a la que, hasta el
momento, le pagaba el sueldo por el cuidado de sus papás.
Sophie se
llevó una sorpresa al abrir la puerta del bungalow y encontrarse a sus padres
atados en sendas butacas, sin heridas ni malos tratos que les preguntó con la
misma intensidad de sorpresa y miedo.
—Que hacéis
aquí papá. No respondieron, y mirándose a la cuidadora, que estaba dando paso a
los dos partisanos que la acompañaban, respondió a la duda de Sophie.
—Mira no
tengo tiempo para darte demasiadas explicaciones, pero necesito que Stuart sea
generoso y no quiera que vosotras sufráis un daño que igual no merecéis, y nos dispense
lo que estamos buscando desde hace unos años.
—Mi padre,
no está en condiciones de dar ningún detalle de nada. Primero porque no podrá
por salud, y porque de no ser así tampoco lo haría. Aseguró Sophie, interpretando
como una actriz de vodevil y haciéndose mil preguntas, que ella conocía muy
bien, sobre lo que estaba sucediendo.
—Vosotros
mismos. —Anunció Kelly. —El plazo se agota esta noche y tenemos órdenes que
cumplir.
—Que
cumpliréis os demos el dato o lo callemos. Aseguró Sophie con amargura. Esperando
que todo aquello finalizara como lo tenían previsto.
—Creo que
podría ser sencillo todo esto—expresó Kelly impacientándose y anunciándole a la
hija del profesor.
—Hemos
llegado a este punto, puesto que tu padre, no ha abierto la boca de ningún
modo, porque tiempo he tenido para llevarlo al huerto de mil maneras y no ha
habido forma. Sabiendo como sé, que no está para nada, ni ido ni desmemoriado. Más
que lo podamos estar nosotras.
Es un tipo
listo, que incluso para que hablara me he dejado acariciar y él lo ha
disfrutado. Así que viendo que no habla, pues primero le quitaremos la vida a
Melody y si persiste acabaremos contigo también.
—Dime para
quienes trabajáis. —preguntó la periodista, sin dejar la palabra y añadir.
—Que lo habéis
llevado tan en secreto que nuestros servicios de información no lo han
detectado.
—Ese
detalle no te lo voy a confiar, —le manifestó Kelly y siguió exigiendo.
—Aunque sé
que no tendrás oportunidad de anunciarlo ni en tu rotativo ni en quien
corresponda del gobierno. Permite que lo guarde en mis adentros y obliga a tu
papá que nos informe.
—Fíjate
Kelly que mi intuición periodística jamás me falla, y además de seguirte las
gracias en nuestras charlas amigables, sabía que eres una enviada desequilibrante,
de alguno de los gobiernos que necesitan altercados, para su propio provecho. Y
lo preparé todo para que sin que lo intuyeras engañarte. Tu misma te metieras
en el pozo donde estáis metidos. Hizo un preámbulo y le sonrió a su padre, que
no tenía ni idea de lo preparado por su hija.
—Ahora se abrirá esa puerta y los gendarmes de la Seguridad os detendrán para haceros las oportunas averiguaciones y yo me apunte otro tanto en mi profesión. Lo siento.
En dos
segundos, entraron los marinos y soldados deteniendo a la falsa Kelly y a sus dos
gregarios, para llevarlos a los sótanos de la inteligencia y someterlos a un
careo profundo, y descubrir desde donde partía aquella trama.
Julio, quince del año 2025
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