lunes, 7 de abril de 2025

Cuerpo nítido y terso.

 


Para el momento de la celebración de su cumpleaños Marta Carlota, lo había analizado concienzudamente, y lo preparaba con bastante antelación, para no olvidar absolutamente nada importante. Ni dejar a la buena de Dios detalles que ella interpretaría. Tenía una invitada secreta, que nadie conocía a la que ella misma le iba a dar su galardón.

Compensación que sabía le agradaría a su amigo y representante artístico. Florense Deliñen.

Un hombre poderoso, que era el que la mantenía ocupada desde hacía más de un lustro, y representaba sus películas y actuaciones, fingiendo que tan solo era pura profesionalidad. Cuando en realidad este fulano, llevaba doble vida, que compartía a su capricho, sin miramientos.

Había reservado Marta, en un complejo hotelero un par de salas para tal evento. Músicos, ayudantes, técnicos de sonido, personal de repostería, pasteleros y un sinfín de oficios que debían dar la talla en aquel suceso. Sin contar con el personal preparado para que aquel aniversario fuera extraordinario. El mejor que se diera en años venideros.

Los integrantes de aquel cortejo, invitados respetables, amigos, y gentes del espectáculo, además de la clase política que no podía faltar. Ya estaban todos en el salón esperando a la festejada, que aquel día cumplía treinta y dos años. A Marta la prisa le apretaba, ya que iba fuera de hora, y con el tiempo justo.

Se había retrasado por leer y releer el protocolo o poema. Quería aprendérselo al dedillo, el que pretendía recitar a la hora del brindis. Una vez hubiera soplado las velas y que todo el mundo estuviera preciso y contento sin imaginarse el final de aquel entreacto. Intentando entusiasmar a Florense, que últimamente lo veía fuera de sí, y distanciándose enormemente en las dos últimas semanas, al haberse fijado y encaprichado en otra preciosidad artística, que prometía. 

Tras de aquellas fantasías, se le escapó un tanto la hora con lo que tuvo que abreviar para llegar a tiempo a su distinción. Se había vestido de forma casual, pero aun y así era una preciosidad verla, por como lucía cualquier trapo que se pusiera. La camisa de seda transparente que llevaba, daba pie a pensar que tras aquella prenda, no había más que cuerpo nítido y terso. Presto al capricho de quien fuera su beneficiario.

Una falda de tergal anaranjada, no demasiado corta, por encima de sus rodillas, y poco más, debajo del miriñaque. ¡Nada! No había prendas íntimas que sujetaran el bajo vientre. Sin reservas ni cauciones, al aire libre y lirondo. Sus pies iban tocados con unos borceguíes de charol brillante, que le cubrían tan solo el empeine.

Todo estaba a punto. El conductor de ceremonias viendo que todos se relamían, dio aviso al director de la banda para que comenzara a sonar la música preferida del momento. Había escogido la magnífica obra de Ennio Morricone.La Muerte tenía un precio”.

Los invitados en pie esperando la entrada de Marta Carlota, y en el centro de la sala Florense, el amante anónimo de la bella actriz, premiada en el último certamen cinematográfico con el galardón a la mejor protagonista.

Los compases de la melodía irradiaron el ambiente, y por el acceso principal, no aparecía la persona que todos esperaban. Poco antes de finalizar la sinfonía seleccionada, apareció la preciosa Marta, con un aire de felicidad desorbitante.

Dando las gracias al ir pasando por aquel pasadizo no demasiado anchuroso. Saludando en la distancia a todos los que la miraban y veneraban. Al llegar a la altura de su promotor, le dio un beso mínimo y se escucharon unos apoteósicos aplausos que detonaban en el salón. Tras de aquel acto de riguroso teatro, la dama se acercó al micrófono que esperaba a su izquierda un tanto ladeado para dar las gracias y declamar con emoción aquellas letras que había preparado. 

Inició su discurso, y a los diez segundos una perturbación sonora se escuchó mitigando el tono de las palabras de la felicitada. Por un soberbio y soberano grito espeluznante, desde el exterior del salón. Haciendo que Marta detuviera su oración.

Pronto el servicio de la ceremonia, dio aviso al jefe de protocolo. Detenerlo todo. Significando al conductor de aquella fiesta para que atajara cualquier manifestación y que mandara cerrar las puertas, hasta que llegaran los gendarmes.

Ya que se había encontrado un cadáver en los camerinos de Marta Carlota.

Crimen que reflejaba la última escena de su película, que dibujaba en su totalidad, y describía la muerte de la intérprete de su último trabajo.

Con la salvedad, que en este asesinato la muerta y finada, no era la estrella de la historia.

El cadáver correspondía a la nueva amiga del promotor Florense Deliñen. A la que sesgó la vida en un acto de celos irremediables.   

 


Carlota inamovible no le causó hilaridad, todo aquel revuelo emergido, y al llegar los agentes, no tuvieron más que detener a Marta, después de leer el protocolo que llevaba a modo de poesía.

Donde se acusaba ella misma de un acto de criminalidad vengativa. Siguiendo al pie de la letra, la descripción hecha por los guionistas de la película recién premiada.



Autor: Emilio Moreno
07 abril de 2025
 

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