A menudo
a pesar de estar acompañado estoy solo,
es
notorio tener ruido alrededor y no enterarme.
Mi
soledad. La dama con la que bailo, sin jactarme,
me
permite, me pierde el respeto y no la controlo.
Al
despertar custodia mi latido, con falso aureolo,
brillo
que no poseo, por el miedo a contorsionarme,
sin
permitir, que sea libre y, sin proyecto quedarme.
Esperando,
que mis ojos comunicaran desarbolo.
Mi
reclusión, es un chasco por su ausencia percibida.
No es
igual, soledad que solitud. ¡Es muy diferente!
La
primera opción es, sentirte distante con la vida.
La
segunda estar solo, y notar un gusto preferente,
estar
desierto, por voluntad propia, siendo asumida.
Por eso
yo me quejo, porque al final todo es hiriente.
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