Aquella niña
me miró
esperando tal
desenlace
todo parecía
una ficción
en la
antesala de aquel trance.
La chiquilla
se percató
del ensueño
que, en mí subyace
y en su
cara se reflejó,
tanto
cariño como ensalce.
No supe negar.
Suspiró
y, en parsimonia
me complace,
con su atisbo
pueril, negó
aquello que
le satisface.
Felicidades
dispersó
contra su
natural enlace.
La abracé
con toda ilusión
al ser mi
familia y mi engarce.
Con su regalo
concedió,
todo festejo
y agasaje,
y el abrazo
que propinó
lo recordaré,
porque place.
Hoy sus seis
años los cumplió
entre
abrazos; y así nos nace.
La adoramos
y con pasión,
por tantas
gracias que nos hace.
.
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