Fue en mi fantasía olerte,
¡A ti muerte! ¡No perdonas!
Ambiciono repelerte,
sin perder mis ilusiones,
y sin pensar. ¡Me liberte!
Aduje. ¡No me concierte!
Ni pacte fechas lloronas
para poder despedirte.
Por deceso y defunciones,
en castigo al exigirte.
Extraña luz,
me convierte,
y mis penas tan
burlonas,
tan
persuasivas, ¡Me advierte!
Exiguo en limitaciones,
activo y vivaz ¡Muy
fuerte!
No pensemos, ¡Que no
alerte!
y cuando ya
no hay neuronas
digamos: ¡Ya no
revierte!
Si hubiere alucinaciones.
Es mi horario, y ¡He de verte!
Soplos de gozo y de acierte,
que, tras cenas campeonas,
con arengas, no despierte.
Lujurias y seducciones,
sin despedirnos te encuentre.
En el vagón
de la muerte,
el que
desplaza personas.
Con destino
y fin, inerte.
Nadie tiene
sensaciones
y corremos igual suerte.
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