Imagina por un segundo ¡Niña!
Haber nacido en pueblo más cercano.
Conocernos, tú y yo; y de la mano,
pasear por mi frondosa y ruin campiña.
Tocados por la magia que nos guiña
ese ojo, permisivo y soberano,
y disfrutar del trato, sobrehumano
placer del jugo, con sabor a piña.
Qué en palabras sencillas, yo; diría:
Si hubiesen tropezado los destinos,
felicidad completa se daría.
En cambio, siempre están los desatinos.
Tú estás distante, y en tu lejanía
Vivo yo, anulado sin atino
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