A ver quien puede más, cual es más gorda.
Mi mentira o la tuya. No comprendo,
por qué ser así. De verdad, no entiendo.
Sabiendo que mentir tiende y desborda.
Ni de placer nos llena, solo ensorda,
pretendemos gustar, atraer mintiendo.
Creyendo nuestros líos y sufriendo,
porque el percal lo notan y transborda,
y atiéndame usted, que el refrán no engaña.
Si el embustero no tiene memoria,
con el tiempo reiremos su patraña.
Piadosas no hay mentiras. Es notoria
la compasión, que a veces nos entraña.
Teniendo que fingir mal. ¡Se hace historia!
0 comentarios:
Publicar un comentario