viernes, 5 de junio de 2020

Desenredo nudos




Salté al espacio

mi vida apostaba,

y ya levitando

creí que aguantaba.


No llegué al asfalto

y sin darme cuenta,

tropecé en su cielo

por una prebenda.


Lugar escondido,

en caída libre.

Detrás de unas jaras

no hay quien, lo supiera.


Todos me miraban

como la alcanzaba,

desde la cintura

pude sostenerla.


Seguía cayendo,

sin red y sin tregua.

Mi orgullo enganchaba

en su boca, y lengua


Reacia al principio

quedó tan deshecha,

ponía prejuicios

aunque satisfecha.


Después del viaje

y ya sin vergüenza,

me dijo al oído,

que lo repitiera.


Seguía cayendo

del borde del cielo,

y sin sostenerme

sujetó mi anhelo.


Palpó mi deseo

y vio que mi nervio,

no entraba en su juego

con el desvarío.


Meciendo el cabello

y sin miramientos,

me citó en caída

libando hacia dentro,


y sin hacer ruido,

bajaba hacia el suelo,

justo me esperaba

con su pecho abierto.


Desgarrando entero,

mi febril empeño,

recibí punzada

del dolor más fiero.


Me causaba herida

de un sueño supuesto,

que vi descendiendo

de la muerte exento.


En su madrugada,

nadie noto apenas,

a pesar de todo.

Lodo por mis venas.


Cuando me pregunto

por aquella escena

¿Sería durmiendo?

Tras de aquella cena.








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