Los
que siempre hemos tenido respeto por la MUJER, no nos hace falta
demostrar nada, absolutamente.
Ahora
los hay; que montan festivales para el reconocimiento del valor que
siempre han tenido y que éstos listos, han denostado. Se rasgan sus
vestiduras como si ellos fueran los salvadores del llamado «sexo
débil», cuando ellos con otras caretas, y sin rubor, han sido los
que han vilipendiado y vejado, a las indefensas criaturas.
A
nosotros los normales, los que no hacemos ruido y nos toman por
tontos y advenedizos, nos quieren demostrar que gracias a ellos, la
MUJER, está encontrando su sitio en la sociedad.
No
engañáis a nadie, presumiendo descarados como lo hacéis, cuando
nosotros ni siquiera ponemos en solfa acciones para presumir a su
costa.
Sabed
una cosa, desde el inicio de nuestra existencia, nuestros padres;
esos que han parido hijos e hijas, nos han educado e infundido el
valor que tiene el perfil femenino. La importancia de una hermana, el
amor que nos dispensan nuestras abuelas, y los cuidados que no se ven
ni dan prestigio, son los que ellas llevan a cabo, sin zarandajas ni
reconocimientos.
No
quiero tampoco se “Papista”, y sin querer extenderme, lo dejo
aquí; porque todos me entendéis y no hace falta como decía antes,
montar una juerga campera, un mitin o un festival, en «honor a las
mujeres», porque ese respeto y ese honor lo hemos de ir depositando
día a día, sin parar.
No
basta recordarlas en la fecha del 8 de marzo y a la siguiente
jornada, matarlas, violarlas, o joderlas por un ataque de celos, por
un capricho machista, o por que a estos desgraciados les da la gana.
Seamos
normales y tengamos cordura, que bien nos vendría a más de uno.
A
las
madre, a las esposa, a las hija y a las nietas
Soneto
para mujer.
A
ti madre que, pones de tu parte,
siempre
tu, que es normal seas artífice
por
costumbre y por gusto, al ser vórtice
vorágine
y ciclón de encariñarte.
Esposa
enamorada, así amarte,
anhelarte
por ser tu, y cristalice
toda
mi historia, sin que se deslice
en
un mal final al no respetarte.
Hija
del corazón, eres mi fruto,
verte
feliz quisiera, por el mundo.
Riendo
sin desliz, en tu minuto.
Nieta
querida lucro muy fecundo,
Cuida
mucho, con quien yuntas el bruto,
que
no te engañen. Yo no me confundo
Emilio Moeno
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