martes, 10 de marzo de 2020

Den a la mujer, lo que siempre ha merecido.





Los que siempre hemos tenido respeto por la MUJER, no nos hace falta demostrar nada, absolutamente.


Ahora los hay; que montan festivales para el reconocimiento del valor que siempre han tenido y que éstos listos, han denostado. Se rasgan sus vestiduras como si ellos fueran los salvadores del llamado «sexo débil», cuando ellos con otras caretas, y sin rubor, han sido los que han vilipendiado y vejado, a las indefensas criaturas.



A nosotros los normales, los que no hacemos ruido y nos toman por tontos y advenedizos, nos quieren demostrar que gracias a ellos, la MUJER, está encontrando su sitio en la sociedad.

No engañáis a nadie, presumiendo descarados como lo hacéis, cuando nosotros ni siquiera ponemos en solfa acciones para presumir a su costa.

Sabed una cosa, desde el inicio de nuestra existencia, nuestros padres; esos que han parido hijos e hijas, nos han educado e infundido el valor que tiene el perfil femenino. La importancia de una hermana, el amor que nos dispensan nuestras abuelas, y los cuidados que no se ven ni dan prestigio, son los que ellas llevan a cabo, sin zarandajas ni reconocimientos.

No quiero tampoco se “Papista”, y sin querer extenderme, lo dejo aquí; porque todos me entendéis y no hace falta como decía antes, montar una juerga campera, un mitin o un festival, en «honor a las mujeres», porque ese respeto y ese honor lo hemos de ir depositando día a día, sin parar. 

No basta recordarlas en la fecha del 8 de marzo y a la siguiente jornada, matarlas, violarlas, o joderlas por un ataque de celos, por un capricho machista, o por que a estos desgraciados les da la gana.

Seamos normales y tengamos cordura, que bien nos vendría a más de uno.




A las madre, a las esposa, a las hija y a las nietas



Soneto para mujer.



A ti madre que, pones de tu parte,
siempre tu, que es normal seas artífice
por costumbre y por gusto, al ser vórtice
vorágine y ciclón de encariñarte.


Esposa enamorada, así amarte,
anhelarte por ser tu, y cristalice
toda mi historia, sin que se deslice
en un mal final al no respetarte.


Hija del corazón, eres mi fruto,
verte feliz quisiera, por el mundo.
Riendo sin desliz, en tu minuto.


Nieta querida lucro muy fecundo,
Cuida mucho, con quien yuntas el bruto,
que no te engañen. Yo no me confundo






Emilio Moeno




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