El
mejor “tierra tiembla” sucedido,
en
mi mediterráneo, por vislumbre,
es
mujer; como toda hermosa cumbre.
Es
preciosa y ni tiene parecido…,
a
nada que yo hubiese conocido.
Antes
de su llegada a mi costumbre,
jamás
imaginé su luz y lumbre,
y
así levito, como un engreído.
Siempre
presumí de voz campechana,
de
mano firme con mi muchachada.
Hasta
que llegó la sonrisa de Anna,
cambiando
en mi. Su abuelo; la mirada.
Su
ajena seducción de porcelana
me
lleva a pensar que es lírica alada.
A mi niña de su Lalo,
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