Ahora
tu carnaval ha regresado
después
de disfrutar a todo trapo,
de
ser el más brutal, el mejor capo.
Harto
de un desvarío exagerado.
Disfraz
innecesario y ajustado,
que
luces a diario como harapo,
pretendiendo
fingir tu gran guiñapo.
Tu
indecencia moral, de acobardado.
Más
tarde en el tablón se disimula,
escondes
tu doblez, sembrando envidia,
entre
aquel que te adora y estimula.
Creyendo
en tu alevosa y gran perfidia,
hasta
que te descubren tú película.
Tu
representación. Tú cruel desidia
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