En
el nombre del ser, el que abastece
todas
nuestras codicias con su celo,
que
vive en esta tierra o en el cielo.
Haga
su voluntad, según merece.
La
Fe perdida hoy nos oscurece
a
tanto barbiespeso ya sin pelo,
que
sumerge el sollozo en su pañuelo,
fingiendo
que es cabal y te obedece.
Dispón
de la mejilla sin qué esté alta.
Así
como nosotros con vileza,
disimulemos
lo ruin que resalta.
Por
conformar mi espanto y mi flaqueza,
danos
hoy la paciencia que nos falta
librándonos
del mal con su certeza
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