Se que aun y sin ser tuyo te quiero
porque
en la propiedad ya no hay dominio
y
aun y así queriéndote en silencio,
sin
ruidos, con el alma siempre espero.
Somos
libres de un mundo placentero
de
aquel que nos juntó con su bullicio,
en
el mismo barbecho junto al quicio
de
la vida y nos dio su fruto entero.
¡Sí!
¡Soy tuyo!, paciente, al completo
con
tus noches y días sin recelos
con
tu guía robusta y yo tu objeto.
Y
con tu amor bordado en los pañuelos,
de
mis cielos, a lomos de un soneto,
vivimos
en postreros terciopelos
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