Viene del episodio anterior publicado . Cándido Sueña.
Titulo del episodio: Cándido Liga
_ Oiga perdone, que le moleste_ dijo Carla,
dirigiéndose a Cándido, que esperaba en una larga fila de información, en la
ventanilla de visados.
_ ¿Me conoces guapa?_ dijo Cándido, con esa
gracia celtíbera que poseen los iluminados.
_ Tú eres humorista y gracioso rumbón _, comento
Carla con valentía y sin vergüenza fingida_ perdona el tuteo, pero no sé cómo
dirigirme a ti. Además jamás le hablé a un humorista profesional.
No eres el que el pasado viernes, ¿Actuabas en
el Teatro Rubén Darío?, desplegando y haciendo las delicias de cuantos
estábamos disfrutando de ti, en el gag estupendo de saludo hacia mi amiga
Metchild y Manolo García de la Serrana, un comercial que viene a presentar un
artilugio para lavabos muy completos.
_ ¡Sí, claro! Cheo y yo, estábamos encima del
escenario, somos los actores del Caniche, espectáculo que el teatro ha
propuesto, y como sabíamos que Manolo estaba con su chica, y del amor que
chorrea por la Nica, quisimos ayudar a que se entendieran en la cama y en la
calle.
Ya sabes, sin tapujos, las cosas como son. El
amor es así. El tipo es bueno y se ha enamorado de la pajarita de sus sueños y
por qué no ayudarle. Tú harías lo mismo. ¿No es así? Por un compatriota se hace
lo que sea, además él nos ha socorrido mucho. Es un tipo diez.
_ ¡Así lo crees! _ dijo Carla, sin cortedades ni
impedimentos_ Fue una ilusión divina, la que toda mujer sueña, un espejismo,
que impensable nos pase a la mayoría de las chicas. Por ello, quiero
felicitarte y decirte que me encantaste. Te abordo en tu privacidad y perdona.
Es tan solo, para decirte lo que
disfruté con tu actuación y que me firmes un autógrafo.
_ ¿Eres amiga de Metchild y Manolo? _ preguntó
Cándido, muy interesado y sin dejar de acariciar las manos de Carla, mientras
le ofrecía papel y lápiz para el autógrafo. Evitando dejar escapar a Carla por
las prisas y sin saber más de ella. Aquella morena preciosa, que se brindaba a
la buenaventura, y al encanto que recibía de buen grado el artista.
_ Pues mira, ¡sí! Lo soy, amiga de Metchild de
toda la vida, la que me pidió que la ayudara para recibir a Manuel, venido de
España, y montar un poco aquel show por aquello de las malas prácticas y cerciorarnos
que fuera el que decía ser, aquel amigo que ella esperaba. Sin trampa ni
cartón.
Por ello fui invitada, como agradecimiento por
Metchild, en otras localidades y a la cena que ellos celebraron en su
encuentro.
_ ¿Y qué haces en la embajada española? Tú una
mujer tan preparada y tan guapa. ¿No me dirás que quieres ir a nuestro país?
¡Sola y sin amigos, ni conocidos!
_ Oye no me asustes, que no es para tanto, solo
vengo a preguntar los requisitos que son necesarios para poder instalarme en
Madrid, o Barcelona. Tengo una carrera y no tengo compromiso de ningún tipo para
poder defender un trabajo y una vida en la España de nuestros abuelos.
_ No digo tanto, por cierto me llamo Cándido y ¿tú?
_ Soy Carla Jiménez de los Campos, licenciada e
investigadora en criminología, adscrita al cuerpo nacional de defensa.
_ ¡Uy qué miedo! Me dejas encantado, y me
gustaría poder seguir la conversación fuera de este lugar, que no es el
indicado para disfrutar de los buenos instantes y charlar de España y de
Nicaragua, creo que si me permites que te invite a comer lo resolvemos y nos
damos las direcciones por si acaso fueran necesarias la resolución de futuras
complicaciones.
_ ¿No vas muy deprisa señor Cándido?_ dijo
Carla, no sin haberle gustado la proposición.
_ Llevo la misma marcha que creo, puedes tener
tú, si quieres ir a España, sin saber nada de allí. No soy un irracional, soy
artista y persona sin compromiso. Me conoces más tú que yo a ti, has visto
durante hora y media como resuelvo las cosas encima de un escenario, por lo que
debajo pues poco pueden diferir y más o menos sabes si soy agradable, si soy
simpático, si puedes concederme el placer de invitar a una guapa especialista
en querellas, o no puedes darme la concesión de conocernos, de comer en
tranquilidad, sin ningún tipo de obligación.
_ ¿Eres así de exigente siempre? _ contestó
graciosa Carla, esperando siguiera por esa senda el artista.
_ Puedo serlo más, si me concedes la ilusión que
te ruego, ya te digo, nada te ata, ni mucho menos. Tú has venido a verme, a que
te firme un autógrafo que dice que me conoces, que he charlado un segundo
contigo. Deja que sea verdadero y que puedas juzgarme de verdad y sin falsas
imaginaciones.
_ Puedo tener compromiso, o novio, no me conoces
de nada_ asintió Carla, con tristeza.
_ Me parece estupendo, así podrás comparar, si
tu novio es digno merecedor de una hembra como tú, de si te valora y si te respeta.
Si has de llevarme preso a la primera cárcel que veas, si puedo llegar a estar
inculpado por tu amistad. Yo simplemente te invito a una cena, después no he
dicho más.
_ Me llamo Carla Bardají_, dijo acercándole la
mano, para que la estrechara_, y estaré encantada en acompañarte a cenar cuando
tú lo decidas. Sin saldos legales, ni sociales. No tengo compromiso personal, y
me dedico a resolver enigmas denigrantes, soy madre soltera de un niño precioso
de trece años y yo tengo treinta y seis.
Amiga desde la niñez con Metchild y con la vida
resuelta perfectamente, encantada de que seas un tipo tan artista, abierto y
simpático. Lo que resulta en la actualidad un placer, dadas las circunstancias
de la vida.
_ Perdona, pero has de saber que el encanto es
mío, poder acompañar en una cena, a mujer completa como vos, y en tan buena
armonía, dejaría con la baba caída a cualquier presumido actor Hollywoodiense que
se precie.
Rieron ambos compartiendo direcciones y
teléfonos, quedando para verse muy pronto y poder charlar de cuanto les viniera
en gana.
Anguela Kronen Müller Ruiz, conocía
perfectamente el idioma castellano, desde su tierna infancia lo aprendió
gracias a su madre, Concha Ruiz Puig, nacida en la Rioja, en la romana
Calagurris. Casada con un militar del Tercer Reich, de la Alemania Nazi.
Ludwig Kronen Müller, Teniente Coronel, de las
Waffen- SS, el ala combatiente de las llamadas “S.S” Schutz Staffel en
Castellano Escuadrones de Protección.
O sea los militares que dirimían la guerra en
los campos de batalla por toda Europa. Nada
que ver con la represión judía.
Diferentes secciones dentro de la misma
aberración y en contraste con las Allgemeine-SS, el ala política y represora
del Nacismo. Este militar estricto fue muerto en el campo de batalla, en las
Ardenas, cerca de Bélgica, ya finalizando la guerra.
Ludwing había conocido a Concha, durante la
guerra civil española, en el año 1938, cuando los alemanes bombardeaban el suelo
español, con sus famosos aviones Junkers y Heinkels. Entonces el joven militar pilotaba una de
aquellas pavas inmensas cargadas de munición destructiva y en un repostaje en
la ciudad de Zaragoza, se conocieron, en el hospital de campaña, al estar herido
de metralla en el hombro y ser curado por la enfermera Conchita.
Se enredaron y al volver las tropas alemanas a
Berlín, se llevó a la enfermera, ya casados formando una familia de la cual
nacieron tres hijos, dos varones y una hembra.
To be Continued
Continuará en el próximo episodio.
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