Aquel profesional estaba encerrado con su equipo de
especialistas informáticos en las tripas del bunker, haciendo una puesta a punto y revisión
de sus instalaciones de tratamiento de la información. Los técnicos de
Hardware, tenían desmontados los discos magnéticos y otros expertos trabajaban
en la versión del Bs2000, ampliando su sistema operativo que era el que
utilizaba aquella empresa puntera para sus gestiones administrativas. Tratamiento de materiales, controles de
mercancías, nóminas y fabricación de prototipos.
El mundial de futbol del año 1992, se jugaba en
Barcelona, y todos los forofos andaban en sus ilusiones creyendo que el equipo nacional
iba a ser uno de los candidatos a ganar la gran copa de oro. Esa gran ponchera
que tantas veces ha ganado el equipo Carioca y que tanto ansían los aficionados
del globo futbolero.
Mientras y a la postre en aquella compañía, sobraban
trescientos obreros, según los cálculos de los grandes estadistas y
especuladores de la firma. El estadillo de la entrada de pedidos había
descendido de manera exponencial, de buenas a primeras, y la facturación había caído
en picado, con lo que la empresa matriz, ubicada en centro Europa, enredaba y
amenazaba a buena parte de la plantilla, con el despido fulminante.
Los magnos directivos de la firma, tenían sus culos en
remojo por las malas cifras obtenidas y con sus pobres resultados habían
demostrado a los accionistas que su aporte, de bien poco había servido, por ello,
con esa rabia sacaban toda su mala leche y sus miserias pagándolas con los
empleados de las oficinas y los encargados de los talleres, que asustados y
cobardes, les decían a todo… “Sí señor,
lo que usted mande”
Aquel sábado, muy a primer hora del día, el jefe de
contabilidad el señor Bravo, que por norma no salía de las oficinas, fuese
fiesta o no, pretendía conectarse con la aplicación “Conin” _ Contabilidad Industrial_, y con sus balances, sin pensar
que en el departamento del Centro de Cálculo y
Proceso de Datos, había prevista una parada técnica de seis horas
precisamente para solventar aquellas reparaciones de hardware, que consistían
en la sustitución de las cabezas lectoras de los discos magnéticos modelo M4501
y ascender a una nueva versión el sistema que utilizaban aquellas grandes
Unidades Centrales de Proceso, con lo que el sistema dejaría de funcionar por
el espacio de tiempo pactado.
Normalmente, los jefes, que necesitaban utilizar las
aplicaciones informáticas, en días festivos hacían una petición formal a los
coordinadores del departamento para que tuvieran conocimiento y a la vez,
prestaran un servicio de asistencia, caso de información, impresión de
documentos, solicitud u orientación al usuario de las diferentes secciones y
enviaban una circular al responsable de “Cencal”, solicitando día, las horas de
conexión y el motivo por el cual, se hacia la incursión de trabajo en horas no
habituales.
Practica que el señor Bravo, por descuido, nervios en
su trayectoria diaria, o por el miedo que siempre ostentaba, olvidó. Sin dejar constancia
de su intención de trabajo durante la mañana del sábado en cuestión, por lo que
al intentar acceder a la aplicación se encontraba con la nefasta respuesta de
Not Found.
Bravo, esperaba tener a tiempo unos balances y cifras
que a la vez le había solicitado el director de la empresa, el italiano Chepollici,
un caballero bastante mal educado y faltón, que usaba meterse en cuestiones de
relieve personal y que solía difundir el miedo entre sus adláteres menos
valientes. Por lo que Bravo, había de resolver el dilema cuanto antes y a
fuerza de lo que fuese.
_ Hola, buenos días soy Bravo, ¿Cómo es que tenéis
cortado el diálogo y el acceso a la
aplicación de la Contabilidad?
_ Pues porque, este fin de semana, no habían urgencias,
nadie solicitó acceder al diálogo en línea con aplicaciones y además porque se
han de hacer unos ajustes en la versión del Bs2000 y unos cambios en los discos
magnéticos_, le replicó el coordinador de la sala de trabajo, el que
precisamente, atendía a los ingenieros de Hardware de la central, en el cambio
previsto.
_ Pues anota, hay cambio de planes. Te ordeno que de
inmediato, se conecte la aplicación _Conin_, necesito hacer unos informes y el
señor Chepollici, vendrá a buscarlos dentro de una hora.
_ ¡Eso de anotar y ordenar! Está un poco fuera de
contexto, ¿No crees? Va a ser imposible Bravo, tenemos los discos M4501, ahora
¡ya! van tres unidades desconectadas por el especialista Ambrosio Casado el
mecánico de hard y Peris Foyadellas el ingeniero de Software trabaja en la
Unidad Central de Proceso, con la versión Bs2000. Vas a tener que esperar por
lo menos cinco o seis horas, como minino, ya sabes que estos cambios comportan
a veces frecuentes errores y se llevan mucho tiempo_. Además siguió comentando
Hugo_. En el departamento de Datos, nadie sabía que ibas a venir a trabajar y
necesitar el dialogo hoy sábado, por lo que va a ser imposible.
_ ¡Conecta de inmediato!, o llamo a tu jefe ahora mismo_.
Amenazante, Bravo inquirió al empleado del Centro de Datos.
_ ¡Te pasa algo! _ dijo muy tranquilo el empleado, sin
entrar de momento en su falta de decoro_ Porque en ti no es natural, ese
instinto. Sin embargo que sepas que no das miedo, no hicisteis el trámite de
petición de trabajo en festivo, y va a ser del todo imposible volver atrás, aunque
y porque a ti te salga de las pelotas_ con descaro y flema siguió mofándose del
inquisidor_ Llama al jefe cuando quieras, y si no tienes el número a mano te
conecto yo mismo con él, a ver que te dice_, el asistente colgó el teléfono y
lo dejó con las tripas hirviendo.
Los ingenieros continuaron haciendo su trabajo, sin la
menor perturbación, unos con el cambio de los brazos automáticos de las cabezas
lectoras de los discos magnéticos, y el otro con la nueva versión instalada,
llevando un buen ritmo dada la complicación que tenían estos quehaceres.
Había transcurrido una hora de paso, y los cambios iban
sobre la marcha, sin salirse del protocolo y bastante en su horario, cuando de pronto
en los accesos fortificados del acceso al CPD, se escucharon tenues ruidos que
fueron aumentando según se acercaba el coordinador a los portones blindados.
Las cámaras de video estaban conectadas como siempre,
aunque hubiese personal de guardia en las instalaciones y por tratarse de una
de las puertas que daba al departamento de Organización. Todo quedaba grabado
en cinta, con los detalles mínimos.
Gritos improperios y demás. Aquellas puertas se abrían
si se conocía la clave de acceso o si se portaba una de las tarjetas magnéticas
hechas para tal efecto a los miembros de los departamentos en cuestión. Tras de
ellas, algún verraco, estaba sufriendo tratando de abrirlas a la fuerza, sin la
más mínima contemplación y con total ausencia de ilustración. Sin permiso, sin
modo, tan solo porque era un gran jefe y creía tener los dones del creador.
El sonido desde una vertiente a otra, se hacía muy
desconcertante y poco claro, lo que adivinó Hugo Modelem, el coordinador del
CPD.
Algún problema estaba pasando, alguien trataba de
forzar las puertas de las instalaciones. Hugo no relacionó los hechos y llamó a
Seguridad, para informar de lo ocurrido. Sin llegar a pensar por un segundo en
la trifurca que habían tenido con Bravo, el jefe de contabilidad.
Desde el lado del interior del bunker se escuchaba el
ruido y el impacto de grandes patadas con fuerza sobre la puerta blindada de
cuatro mil kilos de peso, con lo que Modelem, sin prejuicios y sabiendo que
toda la seguridad del lugar estaba bajo sus manos espetó con mucha fuerza y
tanta rabia.
_ Dale fuerte mamón, a ver si te rompes el dedo gordo
del pie y te lo tienen que amputar para siempre_. Chantó Hugo, con energía y
sin contemplaciones
Lo repitió varias veces, cada una de ellas con la
elevación más alta en el tono y en la onda. Hasta el punto de desconcertar a
los ingenieros que trabajaban en la zona cero.
Al otro lado de la protección estaba un toro fiero, que
pretendía entrar fuese como fuese al recinto vedado, sin pensar que se podría
dejar los tuétanos en el intento.
_ ¡Abre los portones!_ Vociferó con ira, aquel
energúmeno humano con acento italiano que se rompía el zapato contra las
puertas blindadas, intentando hacerse valer de su cargo y de su mando, sin recibir
desde la otra parte satisfacción, sino todo lo contrario. Escuchaba al
coordinador que le invitaba a que se rompiera los huevos contra el acorazado.
Al ver que Hugo le desestimaba en su insistencia, optó
por llamar al servicio de vigilancia de las instalaciones, para que ellos bajo
su responsabilidad les abrieran las puertas y poder acceder a la zona prohibida
donde se ubicaban todos los equipos del
gran ordenador y la Unidad Central de Proceso.
Los vigilantes de servicio aparecieron con sus juegos
de tarjetas magnéticas y sus claves para abrir el acceso blindado, a la vez que
el directivo principal de la compañía, que era el que aporreaba la entrada,
acompañado por el bueno y sumiso del señor Bravo, preguntaba quienes estaban en
la zona cero.
_ Han entrado esta madrugada, los técnicos y
mantenedores de los autómatas. Son tres personas reconocidas y con acceso total,
son los señores Foyadellas y Casado y el coordinador del CPD, Hugo Modelem _,
respondió Baltasar Trinado, el celador principal de las infraestructuras.
_ ¡Abra esa puerta, todo lo rápido que pueda! _ Voceó
el mandamás, mirando la cara que asumía en ese instante Bravo, aquel contable,
que hacia un tiempo amenazaba al analista del centro. Baltasar comentó, que lo
hacía rompiendo las normas que tenía facultadas, que en aquel recinto nadie de
los que estaba presente gozaba de permiso para acceder sin una autorización
reglada.
Mientras al otro lado del local, los técnicos, e
ingenieros, se asustaban al notar los nervios que explotó Hugo, con el interlocutor
que pretendía reventar la puerta a trompazos. Dejando de atender a sus
modificaciones, cambios delicados y
frágiles en los dispositivos sujetos a modificación. Quedaron presentes en el
área del acceso, acompañando al responsable de Cencal.
Por fin, tras muchas dudas por parte de Seguridad, y
bajo amenazas encubiertas, se abrió la cancela, encontrando en primer lugar a
Hugo, haciendo frente al paso de los invasores.
_ Aquí no pueden entrar_. Dijo Hugo Modelem mirando al
vigilante y advirtiéndole en primera persona_, que sepa usted Baltasar, daré
parte por escrito del hecho cometido.
El guardia de Seguridad, asintiendo respondió, _ señor
Modelem, he sido obligado a abrir el acceso por la jerarquía que tiene el director Chepollici_, argumentó Baltasar, a
la vez que se retiraba de la primera fila, cabizbajo y sabiendo que no había
cumplido con las normas, para dejar que se vieran los dos ejecutivos entonces
ya, desencajados y con la corbata torcida.
Los técnicos, se retiraron a un resguardo del salón,
casi entristecidos y fruncidos del miedo, mientras el coordinador se enfrentaba
a las dos hienas de la puerta. Bravo, el contable, manchado de miedo y tan
avieso como siempre miraba a su superior dándole la razón del teatro que había
representado, mientras que a Hugo, se le salía la rabia por los ojos.
Hasta que como un ser divino habló aquel directivo, que
manteniendo su cinismo y sabiendo que había violado las normas que él mismo
había amparado y admitido, preguntó con desprecio.
_ ¡Usted es el valiente! Que me ha llamado mamón, el
que pretendía me rompiera el dedo gordo del pie y que me lo amputaran para
siempre_. Dijo Chepollici, con una energía falsa y no sabiendo con quien se
enfrentaba_. ¡Dígamelo ahora, si es tan valeroso! ¡Si quiere conservar el
empleo, retráctese!
_ No retiraré ni una sola palabra, ni un triste gesto,
ni un solo modo, ya que ha quedado grabado todo por video y sería de tontos,
negar lo que ha ocurrido. Usted es el director ejecutivo de la empresa, pero
que sepa que yo, cumplo órdenes de un jefe, y debo consumar las normativas del
protocolo de seguridad, que ustedes en consejo de administración aprobaron. La puerta
se ha abierto, de forma violenta y sin motivo, pero usted no entrará al
recinto. Detalle que el próximo lunes haré llegar a mi responsable para que
conozca los hechos_ mirando al cobarde de Bravo, con desprecio le dijo_: Eso es
lo que has conseguido con tu falta de profesionalidad, al no solicitar por los
conductos reglamentarios la autorización para trabajar un festivo con las
aplicaciones del Centro de Cálculo. Es más fácil amenazar y saltarse el
reglamento ¿Verdad, que este detalle no se lo has contado a Chepollici?
El señor Bravo, no abrió la boca, tampoco se esperaba
que Hugo, le recriminara tan cruel delante de su Dios, dejándole con el culo al
aire y sin posibles alegatos en su defensa.
_ Bravo, que ha ocurrido que yo desconozco_ preguntó de
forma nefasta Chepollici, fundiéndolo con
la mirada y disfrutando al verlo tan cobarde y mezquino.
_ Esta mañana hemos tenido un cambio de impresiones y
no supe estar a la altura, por los mismos nervios de servir a la empresa y a
usted_, asintió de manera torticera el pelota contable.
_Ya lo hablaremos en mi despacho_ dijo el maleducado
italiano, mandando y dirigiéndose al coordinador_, vuelva a dejar las maquinas
como estaban, que necesitamos las estadísticas ¡ya!
_ No voy a dar esa orden_. Dejó en el aire con el furor
de su voz sin miramientos.
_ Se juega usted, su puesto. Lo sabe ¿verdad? Si no
accede a lo que exijo_. Expuso con una sonrisa agria, aquel tipo que más que un
director parecía un Capo.
_ Todo es posible, en cuanto al empleo, a sus amenazas,
pero no echaré hacia atrás el cambio de la Unidad Central, por ser inviable. Si
lo necesitan, los ingenieros les pueden dar fe de lo que les hablo. Por ello
les ruego nos dejen trabajar tranquilos, cosa que a estas alturas ya será difícil,
para que finalicemos nuestro cometido. Usted_ siguió diciendo Hugo y mirando al
director_ Exigirá el lunes que las máquinas estén trabajando para dar servicio
a las cadenas de montaje, a los almacenes, a las oficinas y a las expediciones
de material, por tanto vuelvo a repetir: les ruego se retiren y nos dejen hacer
nuestro trabajo. Venimos trabajando
desde las siete del día, los técnicos, por cierto asustados por su
comportamiento, permanecen aterrados a mis espaldas, y no vamos a deshacer lo
que llevamos hecho. Necesitamos continuar con los cambios sin falta, por lo que
ustedes si todo marcha en condiciones podrán entrar en las aplicaciones dentro
de cinco horas.
Dos segundos de silencio, que fueron como las cinco
horas que hubieron de esperar para poder acceder a la aplicación de
Contabilidad Industrial, no sin que Chepollici, dijera la última frase.
_ Le ordeno, que ponga estos trastos en marcha lo más
pronto posible y que sepa que se ha jugado el empleo con todo lo que ha
sucedido. El lunes le espero en mi despacho a primer hora con su jefe.
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