A veces, me
pregunto en soledad
por tantos reconcomios,
que me callo,
que no
descubro, cual arduo vasallo
yéndose en
sí, por menor levedad.
Examino a
menudo, en mi maldad,
sin engaños.
Podando sin desmayo,
aquello que
no acepto de soslayo
y me complica
el alma de verdad.
¿Soy real, o
ya levito? ¡Aquí admito!
Confusiones y
sin pensar me acuso,
de mis errores
que, al notar, permito.
Penitencias pagadas
con difuso
proceder, son
jamás cuerpo y delito,
quedando en
mi razón por finiquito.
1 comentarios:
Hola Emilio
Grscias por esta aportación tuya
Me ha gustado desde Barcelona
Un Saludo
Publicar un comentario