Arrojando sesenta y muchos días,
escupiendo la baba de su abdomen.
Sigue el tremor en la isla, sin que asome
El final y la paz, aunque tardías.
Cumbre vieja. ¡El fin! Con tu magma ardías,
temblores por tu suelo se deslomen,
coladas de tu lava se desplomen.
Atracando a la playa, sorprendías.
Fuerza y vigor sostienes y lo arrasas,
dice sin llorar tu perfil con calma,
que lo esquilmas y sus frutos atrasas.
El mundo entero se quedó sin alma,
Viendo erupciones, que el suelo traspasas.
En un lugar tan bello, que es la Palma.
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