Después de mi
sufrir no hubo remedio
y me
pregunto, quien no se arrepiente
de la vicisitud
supra doliente,
que alguna
vez, sin más partió por medio
La sinrazón que
asiste, con su tedio,
que ya no
llega a ser la más hiriente,
pero que, en
mi recuerdo, está naciente.
Pugna entre
penas y mi propio asedio.
Quien no
pasó revista de sus logros.
Quien no se arrepintió
de algún instante,
Quien no se transformó,
por los malogros.
Aquel que aún
lo sufra, desquiciante
Aquel que aun
delire por sus ogros
Aquel que,
desgraciado, está irritante.
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