Algunos se lo creen, y así
cualquiera.
Esos que, presumiendo tanto, expelen,
barbaridades al hablar, ¡Repelen!,
por su desentonada petenera.
Igual lo son, graciosos,
tan siquiera,
vanidosos, se escuchan porque suelen,
imaginar, que al oírse no les duelen,
prendas ni dichos por su gran vocera.
De ahí, cuando tropiezas
con poetas
sencillos, candorosos. El romance
toma altura, y se escuchan las trompetas.
Se abren los sentimientos
con alcance.
El cielo se ilumina, con siluetas,
Y yo que lo disfruto, quedo en trance
Esos que, presumiendo tanto, expelen,
barbaridades al hablar, ¡Repelen!,
por su desentonada petenera.
vanidosos, se escuchan porque suelen,
imaginar, que al oírse no les duelen,
prendas ni dichos por su gran vocera.
sencillos, candorosos. El romance
toma altura, y se escuchan las trompetas.
El cielo se ilumina, con siluetas,
Y yo que lo disfruto, quedo en trance
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