jueves, 10 de diciembre de 2015

Arriba el telón, abajo las bragas



Proviene del capítulo anterior:   Acuerdos entre sábanas



Las personalidades se iban acomodando en el patio de butacas del improvisado y espacioso teatro que se dispuso en una de las amplias salas del área comercial del Gallo más Gallo.
Vendedores del ramo, gestionadores comerciales, técnicos especializados en trámites de aseo generalizado, instituciones, hospitales y hoteleros de prestigio, Patronos de Hoteles del país, Institutos de la mujer, Acuartelamientos militares, Aeropuertos.

Por parte de la iglesia y con invitación preferente, representada por el Obispo de la Archidiócesis Monseñor Leopoldino José Vienés, que delegó a última hora por indisposición de salud, en un acólito; el  presbítero Don Alejandro Pérez Martínez, que realiza trabajos pastorales en seminarios menores y es mano derecha del mismísimo prelado. Presentes por no poder faltar en tal magno espectáculo.

Todos ellos ocupaban las mejores localidades y esperaban expectantes y acomodados perfectamente con una visión esplendida para disfrutar de todo el desarrollo dramático. Además; el presbítero vino acompañado de dos sacerdotes de la Arquidiócesis de Managua, que mezclados con el numeroso público se insertaron en los distintos anfiteatros previstos y libres de las miradas ajenas, fusionándose con el resto de las personas que esperaban aquella interpretación tan anunciada por los medios de comunicación.

Mucho entendido del ramo de la higiene, que dadas las circunstancias y el amplio refrigerio que, abundante se ofrecería al término de la demostración del ingenio, invadía el acomodo de las más de doscientas butacas que se habían dispuesto en aquel salón de Actos de la Instalación Comercial de Bello Horizonte. Dentro del Recinto del Gallo más Gallo.

Cuando llegaron las autoridades departamentales y los guardaespaldas de Doña Daysi Cumbres del Bosque, alcaldesa del Poder Ciudadano de Managua, que se habían retrasado como suele ser costumbre y una vez hechas las salutaciones, se dio comienzo al acto, el que iba a ser presentado por el ingenioso comercial de la Schissen Lecker.

Manuel García de la Serrana, dio las gracias al respetable y comentando un par de graciosas anécdotas de la magnífica ciudad y capital de Nicaragua, comenzó el acto dando paso a la música como intersticio y continuó con su palabra.
Exteriorizando a las distinguidas autoridades y mandatarios de la metrópoli, directores, expertos y ejecutivos presentes, las bendiciones que daba el accesorio que se iba a presentar.
El regidor del espectáculo iba de un lugar a otro coordinando el inminente comienzo y tras los últimos acomodos, comenzó el follón

Se habían montado tres escenarios para la ejecución de tres posibles ensayos entre los muchos que se le podían solicitar al excepcional equipo sanitario. Cada uno defendido por los actores del reparto que se había establecido.

En primer término_ explicó el speaker _  Cheo Callejas, replantaría la opción inicial; la número uno: orinado común y aguas menores, además de la posibilidad de lavado e higiene, en las zonas más escondidas del cuerpo humano. Aquellas que se usan para las funciones más ocultas. El lugar de las vergüenzas. Las que nos dan el mayor placer y felicidad, las conductoras y evacuadoras de lo sobrante y además; las que más y mejor delectación nos brindan_. Continuó con las primeras referencias, mirando a todos en general y mostrando una sonrisa amplia, expuso_: Veran detenidamente aquellas franjas erógenas de los individuos, que serán las protagonistas en la actuación del cuidado e higiene. Partes del organismo que presentan una mayor sensibilidad y cuyo estímulo tiene como finalidad evacuar los detritos del organismo y las que a su vez, dan el resultado de activar sexualmente a las personas.

Mientras hizo la presentación, el respetable comenzaba a situarse en su poltrona, escuchando aquellas frases que el presentador administraba a medida que por el video, se iban sucediendo primero, como era el accesorio en cuestión y después, mostraba de forma didáctica, esos perímetros corporales que eran aludidos por Manuel.

Continuó hablando, siguiendo con el orden de actuación de los actores y actrices, que en el reparto y a continuación intervendría: Cándido Rondeles, el rubicundo y gracioso actor, con la secuencia número dos del cósmico que es: Defecar plácidamente, con la supletoria del lavado e higiene que ésta elección, es a decidir por el usuario.

Por último intervendría y haría suya la número tres: Cinta Vergaray para realizar el total y cumplido; que es la denominación que la compañía le daba al acto de lo que vulgarmente se conoce como: Cagar y mear. Defecar y orinar.  
Expuesto en los paneles virtuales del magnífico wáter cósmico. Esta praxis u opción, lleva incluida la asepsia delicada, la que incluye esterilización, higiene, desinfección y profilaxis.
En el margen inferior de la sala, otro lugar preferencial, atendían curiosos todo lo que de sí dejara el meollo: Mechthild, su madre doña Clara, más conocida por Patxarin o pajarita, el administrador  Don Lucas Lizardo y en el borde de la hilera de butacas la enjundiosa Virtudes Malena, que entretenida esperaba disfrutar en compañía de René; de la ternura de aquellos actores en un acto tan cotidiano como es; el ir al lavabo a hacer de vientre, pero escenificado. Visto desde un tablado. Todos ellos, en faceta de espectador, ajenos a la urgencia necesaria y visto, desde una butaca cómodamente sentado, para más disfrute y encanto. Visualizando aquellos pasos que se suele hacer de puertas hacia adentro en un excusado, por cualquiera y que no imaginamos, si no se da un caso como el que iban a presenciar en breve.

Jamás nadie en ese lugar había disfrutado de una comedia tal, como la que se iba a proyectar sin tapujos a la ciudad, pero también al mundo. Una historia, de las más secretas y ocultas que se conocen, ya que nadie escenifica su propia acción de defecar, de obrar, de rilar, de descomer.

Su postura, su rictus, cuando aprieta sentado en la taza de un retrete, para dejar salir todo el acopio sobrante de detritos desde el colon, para tomar el recto en su salida exterior. Verle la cara de sufrimiento al actor, y los gestos estresantes en el apretado y la canalización de los torpedos, camino hacia el océano de las cloacas.

Esa mirada de desprecio que se le echa a la letrina una vez has soltado el paquete rollizo y la ojeada imperceptible al centro del sumidero, pretendiendo ver el color o textura, el grosor, la mesura, el gramaje y la tonalidad de los excrementos expedidos brutalmente desde el vientre hasta su deyección. Lo que se le llama vulgarmente: giñar, o “hacer caca”.

La música de Begin de Beguine sonaba; tras el entreacto, una vez se habían planteado los prolegómenos de la comedia, dejando sonar agradable aquella pieza maravillosa de Cole Porter; que situaba el placer en una marcha lenta pero imparable. Todo estaba dispuesto, y mientras el telón central se iba alzando, y todos los espectadores esperaban una suntuosidad; apareció de nuevo Manolo García de la Serrana, vestido apropiado con su traje de algodón impecable y su parla castellana más pulcra que un cervantes de escuela.

En esta ocasión iluminado por los focos cenitales del salón, que lo perfilaban de forma clara, tomando los espectadores medida de quien les iba a disertar durante el tiempo que durara el espectáculo y agradeciendo de nuevo a todos los presentes, aquella oportunidad que le ofrecían para demostrar ante tan magna audiencia semejante avance de la ciencia de la higiene.
Los primeros aplausos florecieron, mientras él, de soslayo miraba desde el escenario a su cortejada la señora Mechthild, que desde la tribuna preferente se le hacían los labios jugos frescos pensando en su última relación con aquel locutor que se disponía a mostrar algo delirante.

_ Distinguido público bienvenido a la demostración del wáter más fabuloso del mundo, un sanitario que nos va a cambiar la vida, un equipo higiénico que nos merecemos las personas;  por su limpieza, ayuda y trasiego posterior en lo que concierne al aseo, a la pulcritud.
Enfrascado en la presentación con gestos comedidos y marcando los principios de una exacta publicidad. Hablaba Manuel con ese gracejo rítmico que tienen los buenos vendedores a modo de poemas, para seguir argumentando.

_ Te deja limpio y aseado tras las defecaciones, las micciones y si se le solicita algo más, suele ocuparse de la desinfección de las partes pudencas de los seres humanos. Un ingenio para las damas en sus periodos de puerperios, y para los aseos profilácticos de las menstruaciones de las señoras, pero amigos_, siguió diciendo_ dejaré de hablar para pasar a los hechos y que ustedes lo puedan disfrutar cómodamente sentados desde sus butacas. El primer actuante que les presento se llama Cheo y él tiene una necesidad que aquí les presento.




Continuará
To be continued




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