Proviene del capítulo anterior: Acuerdos entre sábanas
Las
personalidades se iban acomodando en el patio de butacas del improvisado y
espacioso teatro que se dispuso en una
de las amplias salas del área comercial del Gallo más Gallo.
Vendedores
del ramo, gestionadores comerciales, técnicos especializados en trámites de
aseo generalizado, instituciones, hospitales y hoteleros de prestigio, Patronos
de Hoteles del país, Institutos de la mujer, Acuartelamientos militares,
Aeropuertos.
Por
parte de la iglesia y con invitación preferente, representada por el Obispo de
la Archidiócesis Monseñor Leopoldino José Vienés, que delegó a última hora por
indisposición de salud, en un acólito; el presbítero Don Alejandro Pérez Martínez, que
realiza trabajos pastorales en seminarios menores y es mano derecha del mismísimo
prelado. Presentes por no poder faltar en tal magno espectáculo.
Todos
ellos ocupaban las mejores localidades y esperaban expectantes y acomodados
perfectamente con una visión esplendida para disfrutar de todo el desarrollo dramático.
Además; el presbítero vino acompañado de dos sacerdotes de la Arquidiócesis de
Managua, que mezclados con el numeroso público se insertaron en los distintos anfiteatros
previstos y libres de las miradas ajenas, fusionándose con el resto de las
personas que esperaban aquella interpretación tan anunciada por los medios de
comunicación.
Mucho
entendido del ramo de la higiene, que dadas las circunstancias y el amplio refrigerio
que, abundante se ofrecería al término de la demostración del ingenio, invadía
el acomodo de las más de doscientas butacas que se habían dispuesto en aquel
salón de Actos de la Instalación Comercial de Bello Horizonte. Dentro del
Recinto del Gallo más Gallo.
Cuando
llegaron las autoridades departamentales y los guardaespaldas de Doña Daysi Cumbres
del Bosque, alcaldesa del Poder Ciudadano de Managua, que se habían retrasado
como suele ser costumbre y una vez hechas las salutaciones, se dio comienzo al
acto, el que iba a ser presentado por el ingenioso comercial de la Schissen
Lecker.
Manuel
García de la Serrana, dio las gracias al respetable y comentando un par de
graciosas anécdotas de la magnífica ciudad y capital de Nicaragua, comenzó el
acto dando paso a la música como intersticio y continuó con su
palabra.
Exteriorizando
a las distinguidas autoridades y mandatarios de la metrópoli, directores, expertos
y ejecutivos presentes, las bendiciones que daba el accesorio que se iba a
presentar.
El
regidor del espectáculo iba de un lugar a otro coordinando el inminente
comienzo y tras los últimos acomodos, comenzó el follón
Se
habían montado tres escenarios para la ejecución de tres posibles ensayos entre
los muchos que se le podían solicitar al excepcional equipo sanitario. Cada uno
defendido por los actores del reparto que se había establecido.
En
primer término_ explicó el speaker _ Cheo Callejas, replantaría la opción inicial;
la número uno: orinado común y aguas menores, además de la posibilidad de
lavado e higiene, en las zonas más escondidas del cuerpo humano. Aquellas que
se usan para las funciones más ocultas. El lugar de las vergüenzas. Las que
nos dan el mayor placer y felicidad, las conductoras y evacuadoras de lo
sobrante y además; las que más y mejor delectación nos brindan_. Continuó con
las primeras referencias, mirando a todos en general y mostrando una sonrisa
amplia, expuso_: Veran detenidamente aquellas franjas erógenas de los individuos, que serán las
protagonistas en la actuación del cuidado e higiene. Partes del organismo
que presentan una mayor sensibilidad y cuyo estímulo tiene como finalidad evacuar
los detritos del organismo y las que a su vez, dan el resultado de activar
sexualmente a las personas.
Mientras
hizo la presentación, el respetable comenzaba a situarse en su poltrona,
escuchando aquellas frases que el presentador administraba a medida que por el
video, se iban sucediendo primero, como era el accesorio en cuestión y después,
mostraba de forma didáctica, esos perímetros corporales que eran aludidos por
Manuel.
Continuó
hablando, siguiendo con el orden de actuación de los actores y actrices, que en
el reparto y a continuación intervendría: Cándido Rondeles, el rubicundo y gracioso
actor, con la secuencia número dos del cósmico que es: Defecar plácidamente,
con la supletoria del lavado e higiene que ésta elección, es a decidir por el
usuario.
Por
último intervendría y haría suya la número tres: Cinta Vergaray para realizar
el total y cumplido; que es la denominación que la compañía le daba al acto de
lo que vulgarmente se conoce como: Cagar y mear. Defecar y orinar.
Expuesto
en los paneles virtuales del magnífico wáter cósmico. Esta praxis u opción,
lleva incluida la asepsia delicada, la que incluye esterilización, higiene,
desinfección y profilaxis.
En
el margen inferior de la sala, otro lugar preferencial, atendían curiosos todo
lo que de sí dejara el meollo: Mechthild, su madre doña Clara, más conocida por
Patxarin o pajarita, el administrador Don
Lucas Lizardo y en el borde de la hilera de butacas la enjundiosa Virtudes
Malena, que entretenida esperaba disfrutar en compañía de René; de la ternura
de aquellos actores en un acto tan cotidiano como es; el ir al lavabo a hacer de
vientre, pero escenificado. Visto desde un tablado. Todos ellos, en faceta de espectador,
ajenos a la urgencia necesaria y visto, desde una butaca cómodamente sentado,
para más disfrute y encanto. Visualizando aquellos pasos que se suele hacer de
puertas hacia adentro en un excusado, por cualquiera y que no imaginamos, si no
se da un caso como el que iban a presenciar en breve.
Jamás
nadie en ese lugar había disfrutado de una comedia tal, como la que se iba a
proyectar sin tapujos a la ciudad, pero también al mundo. Una historia, de las
más secretas y ocultas que se conocen, ya que nadie escenifica su propia acción
de defecar, de obrar, de rilar, de descomer.
Su
postura, su rictus, cuando aprieta sentado en la taza de un retrete, para dejar
salir todo el acopio sobrante de detritos desde el colon, para tomar el recto
en su salida exterior. Verle la cara de sufrimiento al actor, y los gestos
estresantes en el apretado y la canalización de los torpedos, camino hacia el
océano de las cloacas.
Esa
mirada de desprecio que se le echa a la letrina una vez has soltado el paquete rollizo
y la ojeada imperceptible al centro del sumidero, pretendiendo ver el color o
textura, el grosor, la mesura, el gramaje y la tonalidad de los excrementos
expedidos brutalmente desde el vientre hasta su deyección. Lo que se le llama
vulgarmente: giñar, o “hacer caca”.
La
música de Begin de Beguine sonaba; tras el entreacto, una vez se habían
planteado los prolegómenos de la comedia, dejando sonar agradable aquella pieza
maravillosa de Cole Porter; que situaba el placer en una marcha lenta pero
imparable. Todo estaba dispuesto, y mientras el telón central se iba alzando, y
todos los espectadores esperaban una suntuosidad; apareció de nuevo Manolo
García de la Serrana, vestido apropiado con su traje de algodón impecable y su
parla castellana más pulcra que un cervantes de escuela.
En
esta ocasión iluminado por los focos cenitales del salón, que lo perfilaban de
forma clara, tomando los espectadores medida de quien les iba a disertar
durante el tiempo que durara el espectáculo y agradeciendo de nuevo a todos los
presentes, aquella oportunidad que le ofrecían para demostrar ante tan magna
audiencia semejante avance de la ciencia de la higiene.
Los
primeros aplausos florecieron, mientras él, de soslayo miraba desde el
escenario a su cortejada la señora Mechthild, que desde la tribuna preferente
se le hacían los labios jugos frescos pensando en su última relación con aquel locutor
que se disponía a mostrar algo delirante.
_
Distinguido público bienvenido a la demostración del wáter más fabuloso del
mundo, un sanitario que nos va a cambiar la vida, un equipo higiénico que nos
merecemos las personas; por su limpieza,
ayuda y trasiego posterior en lo que concierne al aseo, a la pulcritud.
Enfrascado
en la presentación con gestos comedidos y marcando los principios de una exacta
publicidad. Hablaba Manuel con ese gracejo rítmico que tienen los buenos
vendedores a modo de poemas, para seguir argumentando.
_ Te
deja limpio y aseado tras las defecaciones, las micciones y si se le solicita
algo más, suele ocuparse de la desinfección de las partes pudencas de los seres
humanos. Un ingenio para las damas en sus periodos de puerperios, y para los
aseos profilácticos de las menstruaciones de las señoras, pero amigos_, siguió
diciendo_ dejaré de hablar para pasar a los hechos y que ustedes lo puedan
disfrutar cómodamente sentados desde sus butacas. El primer actuante que les
presento se llama Cheo y él tiene una necesidad que aquí les presento.
Continuará
To be continued
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