martes, 18 de noviembre de 2014

Por un descuido









Olvidaste las promesas,
el origen y el encanto
de nuestras charlas amenas,
los pecados de la carne,
el perfume de la luna,
el gusto por la certeza


Olvidaste las promesas,
todas quedaron funestas.
La calle donde jugabas,
la escuela donde aprendimos,
el juramento de sangre,
aquel beso que nos dimos


Olvidaste las promesas,
la alevosía ingrata,
lo que soñabas despierta.


Olvidaste las promesas,
por lacra de tu memoria
o, infidelidad plena.
Ahora es tarde, ¡no padezcas!
y abona tu negra pena.









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