Olvidaste las promesas,
el origen
y el encanto
de
nuestras charlas amenas,
los
pecados de la carne,
el
perfume de la luna,
el gusto
por la certeza
Olvidaste las promesas,
todas quedaron
funestas.
La calle
donde jugabas,
la
escuela donde aprendimos,
el
juramento de sangre,
aquel
beso que nos dimos
Olvidaste las promesas,
la alevosía
ingrata,
lo que
soñabas despierta.
Olvidaste las promesas,
por lacra
de tu memoria
o,
infidelidad plena.
Ahora es
tarde, ¡no padezcas!
y abona
tu negra pena.
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