lunes, 10 de septiembre de 2012

Ni raza, ni rezo


Es un misterio
ni atino, ni acierto,
este pensar injusto.
¡Carente, imperfecto!
 

Protagonista barato
de un mundo lerdo.
Descartando el relieve
de estar satisfecho
 

¡Si Dios me castiga!
Por no estar de acuerdo.
Sepan ustedes, ¡Los críticos!
Quise cambiar el proyecto.
 

Con tantos pueblos inmersos,
pasando penurias en sus adentros,
sin atenderles, ¡Miren sus bolsillos!
Los que beneficiarse pudieron.
 

¡Y ahora qué!
Como prosiguen mis días
esos de esclavitud desordenada.
¡Otra fantasía soñada!
 

¿A quién le damos la culpa
de este invento?
¿Hombres formales?
Demostraron, no serlo.
 

Decisiones equivocadas,
rinden culto en cabeza vana.
Cuenta nos damos ahora,
fueron erradas.
 

Políticos mal llamados
gobernando el pueblo,
¡Miremos el porqué! y el ¿Cómo?
¡Quien los ha puesto!
 

Ilusión me falta,
en el inicio de mi marcha,
para seguir paciente
y a cambio, no pensar en nada.
 

La Curia; con caducos consejos,
dicen regir, la ley del cielo.
Sin salvar, ni penar por ello
¡Bien rechonchos! Rezando Credos.
 

¿Quién se salva de este Clero?
¿Cómo nos protegeremos de políticos?
¡Tan corruptos, podridos y necios!
¡Que responda el pueblo!
 

¿Quién aliviará este yerro?
No importa la raza, ni el rezo.
¡Qué repartan un poco de heno!
Y practiquen con el ejemplo.
 

Agonía en descubrir mundos nuevos,
¡Quien asentará;  en este ¡El nuestro!
¡Aún hay quien pasa hambre!
¡Y por ello muertos!
 

¡Llorar no puedo!
Motivos no faltan.
Quejarme sería injusto,
con los privilegios que tengo.

 

 

 

1 comentarios:

Dylan Forrester dijo...

Certeros versos.
Persevera.

Saludos.

Publicar un comentario