domingo, 22 de julio de 2012

Reina y Damas por un año



Es una tradición que si me atreviera a datarla, con seguridad, podría confundir, por lo que de hábito tiene y años que se hace. Lo cierto es que puede remontarse al final de los años cincuenta. Cuando la práctica se inició para establecerse a medida que pasaban los años como fija. Los mozos que se encontraban en  “quintas” para realizar su Servicio Militar obligatorio, eran los protagonistas y como es costumbre que al mocerío, siempre les cortejen las mozas, se les otorgó el completo protagonismo, ya que eran de la misma añada. Se acertó en darles título de “Reinas y Damas” para ensalzar la fiesta, que por otra parte coincidía con la llegada del verano, el final de la siega y las fiestas patronales.
Los mozos reelegían aquellas señoritas de su tiempo, de su entorno, de su pueblo, para que una vez deliberado entre ellos, optaran por la más guapa, femenina, y destacada entre las demás; quien debía presidir las fiestas, como Reina de todos y el resto de doncellas, serían las damas de honor. Acompañando cada una a los distintos muchachos que debían marchar en breve a servir a su ejército, en nombre de la Patria.

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Las lozanas damiselas en ese tiempo, cumplían los 18 años y era más o menos como una puesta de largo, una presentación a la sociedad de la villa, donde toda la población podía participar de ese encanto y agasajo. Las familias hacían el esfuerzo y el gasto, el sobrellevar la carga y el dispendio en vestidos para sus hijas y la recepción de todos los vecinos que se acercaran a la casa, granjeándoles esas pastas y ese vino bueno que reservado para esas ocasiones reposaba en las alacenas.
Al mismo tiempo, aquellos “Reclutas” que eran sorteados en aquellas fechas, ya sabían donde debían cumplir con ese periodo obligado que el país tenía establecido. Unos con más suerte disfrutarían de la proximidad y les sería más asequible ver a sus familias por cercanía y otros con menos fortuna desde la lejanía del destino, podrían vivir más en solitario y defenderse en solitud esperando el permiso anual de rebaje de funciones.
Han ido pasando generaciones, una tras otra, reinas y damas disfrutando y saboreando de su paso, por ese lujo esplendoroso de haber sido elegida por todos los muchachos del pueblo, como las más destacadas y femíneas.
Cada anualidad ha ido mejorando la fiesta en calidad, colorido y boato. Ahora las cosas han cambiado algo y ya no es obligatorio, que los chavales cumplan con  el servicio de milicias, sin embargo, se sigue festejando todo lo que envuelve a las reinas, y esos afortunados siguen acompañando a esas jovencitas que ilusionadas, presumen con sus vestidos y sus peinados. Esas bellezas serenas que arrastran sus ilusiones, como ha sucedido siempre y que apostamos para que cada mes de julio, se cumplan esos acontecimientos.
Felicidad desde aquí para todos y que la Reina Elegida este año, tenga un mandato precioso, lleno de alegrías y de ilusiones cumplidas.
   

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