viernes, 30 de marzo de 2012

Eterno

Destino raro, impredecible.
Se hace inhumano.
Noche para el olvido inmediato.
Me necesita y yo, alejado.

Dolor en mi pleno que no atajo,
noticia impensada, en noche de embargo.
Pálpito acelerado, nervios desbocados,
¡El hijo es el mío!  No estoy a su lado.

Momentos oscuros y desolados,
será culpa mía, por tan confiado,
por mucho que quiera, voy descontrolado.
Aguanto derecho, bastante doblado.

¡Señor de mis cielos!
Que es lo que ha pasado.
Porque me regalas
este rato amargo.

Igual sirvo yo, para avalar sus pasos,
En él no te fijes, a él no le toques.
Soy su fiador, ¡Su padre!
¡Tu esclavo!

Dolor en mi pecho,
bastante sobrado.
Si bien disimule,
lo acepto y lo acato.

Hoy que soy prófugo,
de la verdad que aguanto,
con él te ensañaste.
Ya no te basta mi infarto.

Sabes que es mi hijo,
que lo quiero tanto,
Mírame a los ojos
si necesitas algo.

Ya nos conocemos,
sabes que no engaño.
sin dudar, exijo,
tal considerando.

Ahora que mi susto,
en leve ha quedado.
Redunda mi mente
instantes pasados.

Película corta
de escenas punzantes.
Tras una llamada
destinataria, entrante.

Allí anidó, muy intenso,
junto a las memorias.
Donde se acumulan
todas mis historias.

¡Padre!   No padezcas.
¡Ya lo he superado!
Fue una lipotimia,
 me dejó doblado.

Estando tan lejos,
quisiera ampararlo,
me fallan las piernas,
no puedo evitarlo.

Escucho su voz,
recibo su afecto,
el mío le mando
 en este momento.

Enmudezco de dolor.
¡A quien puede interesar esto!
Los detalles no llevan color.

¡Él; es mi hijo!
Nunca estaré lejos.









1 comentarios:

SHE dijo...

un relato desgarrador y bello a la vez
hecho poesía. Heroso.

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