viernes, 13 de enero de 2012

Adorable viento



El único sin fronteras,
no lo sujetan barreras,
sin trabas sin divisorias. ¡El viento!
Sin dueños, sin caprichos y sin banderas.

Como él, yo quisiera,
pasear mi cuerpo a tu vera,
mover tus flequillos y entretelas,
sin que me vieras.
Amando y no supieras.

Viento brutal por mis venas,
tu ayuda, las pone tensas,
Yendo mí sangre gruesa,
expectante, dispareja.

Corriente de viento intensa,
tocando tú figura esbelta.
Escurriéndose en tu piel.
Huracán entre tus piernas.

Tornado nítido que busca,
acariciarte la espalda.
Mientras segrega ese amor,
soñado en tus noches ávidas.


Tempestad emocionante,
cuando desnuda te achanta,
delirio que tu deseas.
El que no se vende en rama

Torbellino que es tu cuerpo,
cuando esa ráfaga traspasa,
emocionados tus senos.
Yerguen inflados de ganas.

Borrasca impía y helada,
hiende a tus pechos y cuaja,
no la dejes con la escarcha
que duermes sola en la cama.

Brisa que no puedes controlar,
deseo profundo en tu casa,
locura tajante y clara
 llegado el miembro, que haga.

Viento me habrás de ayudar,
a peregrinar de sitio en sitio.
Tengo un encargo divino.
El destino, por testigo.


El aire lo posó en tus labios,
dejándolos muy encharcados.
serán aquellos deseos,
que quedaron aplazados.

El viento tiene dos brazos,
con los que te abarca siempre,
acerca tu cuerpo a su fibra,
y se dispara el poniente.

Céfiro que rompe y rasga
mi camisa de grandes mangas
donde alojo mi serpiente
esa que está ensimismada.

Viento, aire, brisa tempestad,
hoy que me siento tan libre.
Déjame como quisiste,
en un principio volar.

Surcar mares, ¡Al más allá!
Para al fin penetrar
en esa felicidad serena,
que tu llevas de verdad.

Llegado el lapso preciso,
ese viento tu podrás,
aplacarlo sin reproches,
y en tu concha dormirá.


Por qué te llamamos viento,
cuando eres vida en verdad.
Con esas rachas airosas
mis mensajes llevarás.

Llegas de tu ruta diaria
y has estado sin dudar,
en los cinco continentes,
dando aire dando gas

Envidia tú, me regalas,
cuando te siento soplar
llevas esas severas ventiscas,
sin quererlas serenar

Esa prisa huracanada,
ese lamento del mar,
mueves con una fuerza inclemente,
los sentidos del azar.

Quiero volver a volar,
entre tus tormentosas borrascas,
debes llevarme muy lejos,
donde hallaré la calma

Volar como las aves,
elevarse como el avión,
remontarse con tu viento,
y acercarse a la ilusión.

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