sábado, 14 de mayo de 2011

Subidón

Como dice la Canción ... " La vida es una tómbola"




_ ¿Nos ha tocado? ¡Dios del cielo! Nos ha caído la lotería Qué alegría, pensé que jamás sentiría un subidón como este. _ Es que ni me lo creo_ ¡Es una maravilla!

He de serenarme. A ver qué cara pongo, o que hago_ Estoy hecho un lío.

Eran las nueve de la mañana de aquel día de diciembre, la Navidad andaba en ciernes y lo tradicional de esa fecha es que todo el mundo ande con la membranilla de la oreja tras la emisora de la radio local, para ver dónde, cómo y cuando sale ese premio cantado por los chiquillos de la suerte.

Recuerdo que estaba sentado en el bus, camino a casa, cuando me enteré del "chupinazo". Al principio, me dieron ganas de enviar a mi jefa dónde pican los pollos; o sea mandarla directamente a la propia mierda. _ Tranquilo, serénate chavalín que todo podría ser una elucubración_ argüí _ Además no tengas prisa, que las prisas, son para los malos toreros y para los camareros inexpertos

Si no fuera cierto lo que estaba viviendo, el que debería meterse de lleno en la ponzoña, sería yo ¡Por idiota! Realmente, la suerte, lo que se dice estrella, nunca he tenido. ¡Algún día tenía que sonar la flauta!

Se confirma: que sí, ¡Es cierto! El premio ha caído en el barrio, ¡Que ilusión! Sin embargo, de momento estaré quietecito tranquilo y pensando a quien beneficiaré porque, no recuerdo haber comprado participación alguna del sorteo.

Por mucho que pienso no recuerdo, tener esa papeleta de juego, es más; este año dije: de no entrar en ese gasto frenético, chorrillo de espejismos, de no tirar el dinero en trueques imaginarios y cuando el panadero me ofreció el boleto, juraría que le dije: ¡no gracias! _ paso este año.

Un escalofrío se apodera de mí, parece como si lo estuviera viviendo, que realidad más cruda. Como fui a rechazar ese boleto, estoy sudando sin echar gotilla.

Tanto alcanza, que bien mirando, a poco que lo plantee, ya me ha tocado de verdad la lotería, a pesar de ver que he roto, ¡más que eso! He destrozado los calcetines de tanto estirarlos. Como he podido dormirme en el autobús. Me he despertado por el frenazo exaltado del conductor al grito que he lanzado de: ¡Somos millonarios!  
Ni es Navidad, ni es Año nuevo, estamos en Mayo ¿seré sonámbulo?

¡Qué vergüenza! He vuelto a dar un espectáculo.


0 comentarios:

Publicar un comentario